Caracas.- En las elecciones del próximo 20 de mayo en Venezuela está en juego la continuidad de la «Revolución», como el fallecido expresidente Hugo Chávez llamó a su proyecto político, que busca convertir a Venezuela en un país socialista.
El actual mandatario Nicolás Maduro figura como favorito para salir airoso de la elección, pese a ser considerado por la oposición como el culpable de la escasez de bienes básicos como alimentos y medicinas y la inflación que cerraría el año en 13.000%, según cifras preliminares del Fondo Monetario internacional (FMI), organismo que también estima en 15% la caída de la economía en 2018.
Maduro ha dicho que si los venezolanos lo eligen, profundizará y consolidará el legado socialista de Chávez y será implacable con sus adversarios políticos y empresariales a los que acusa de promover una «guerra económica» para desestabilizar su gobierno.
Algunos temen que esto se traduzca en una mayor vulneración de las libertades políticas y económicas. En caso de que ganara su principal rival, el candidato independiente Henri Falcón, el exgobernador ha prometido encabezar un gobierno de transición abierto a todas las tendencias políticas, no buscar la reelección e impulsar la eliminación de la reelección indefinida, que fue una de las prioridades de Chávez en sus más de 14 años de mandato.
También ha propuesto solicitar la ayuda del FMI, que en la memoria de los venezolanos evoca el recuerdo trágico de las protestas callejeras de 1989 conocidas como «el Caracazo», provocadas por una crisis económica anterior, que dejaron más de 300 muertos.
Muchos venezolanos perciben al FMI, que negoció una serie de medidas de ajuste con el gobierno del entonces presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, como una organización «demoniaca» que procura a toda costa obtener una mejora en los indicadores macroeconómicos de un país sin importarle las penurias de sus pobladores.
El principal asesor económico de Falcón, el analista de Wall Street Francisco Rodríguez, ha dicho que el FMI tiene ahora un rostro más humano.
En ese sentido, Falcón dice que se aseguraría de que funcionen los programas de atención social. Sostiene además que Venezuela requiere de la ayuda financiera internacional para asegurar al menos unos 15.000 millones de dólares al año para reconstruir la devastada economía del país.
También ha propuesto adoptar el dólar como moneda nacional para frenar la agobiante hiperinflación.