Uno de los flamantes nuevos legisladores se ha inventado, Dios sabrá inspirado en qué o por qué, proponer algo que él ha denominado “amnistía crediticia”.
Suena bonito, pero denota un desconocimiento supremo de cómo funciona un sistema financiero y de lo trágico que ha resultado siempre estresar ese sector.
Es como si en nombre de la crisis provocada por la pandemia del Covid-19 se quisiera generar una donde todavía no se ha colapsado.
La banca dominicana logró superar en 2003-2004 su peor crisis de la historia. A partir de ese momento se impusieron regulaciones que le han permitido resistir crisis hasta a nivel mundial como las del 2008 y la actual por la pandemia.
La propuesta a la que hacemos referencia es tan absurda que en circunstancias normales ni siquiera un comentario editorial merecería, pero como el populismo da paso a cosas tan extrañas, preferimos no dejarlo pasar desapercibido.
Desde el siglo XVI el sistema financiero ha sido la sabia de los sistemas económicos hasta la postmodernidad.
Funciona con regulaciones bajo la ley del libre mercado y amparado por preceptos constitucionales como el de libre empresa.
Pretender por ley que de buenas a primeras usted solo debe el saldo insoluto de un compromiso financiero contraído sería un peligro contra la salud económica del país.
Frente a la crisis del Covid-19, una propuesta como esa sería un remedio mucho peor que la enfermedad.
Esperamos que esa propuesta no pase de ser un mal chiste de un legislador demasiado creativo.