Desde que recuerdo, las personas con adicciones a sustancias controladas, juego de azar, bebidas alcohólicas y demás han sido vistos como: ‘viciosos’, ‘irresponsables’, ‘débiles’ entre un sinnúmero de etiquetas que la sociedad se ha dado el derecho de atribuirles, y sin que la mayoría de nosotros nos detuvieramos a preguntarnos cuáles son las verdaderas razones para dichas adicciones.
Debajo de las etiquetas hay personas que sufren en silencios por grandes daños que le fueron ocasionados cuando tan solo eran niños pequeños, muchos arrastran traumas familiares de los cuales ni siquiera han escuchado hablar jamás, pero que el destino los ha cargado a ellos para mostrar esos eventos de dolor.
Para quienes no tenemos esas voces en nuestra cabeza, esos sentimientos tormentosos recorriendo cuerpo y mente, es fácil juzgar y etiquetar a quienes actúan de manera diferente.
El consumo de sustancias así como las conductas autodestructivas que experimentan millones de personas no son más que voces de alerta para padres, familiares, maestros e instituciones interesados en preservar la salud y la integridad de una familia y una sociedad.
Lo primero es entender que la persona se siente: sola, herida, desprotegida, rechazada entre otros muchos sentimientos que nadie ha procurado ayudarle a entender. Hoy en día hay muchas más puertas abiertas al conocimiento y la ayuda para quienes están lidiando con adicciones y otras problemáticas.
Dentro de las primeras acciones correctas para ayudar a un adicto es verl@ como un ser que sufre, quien quizás no tiene las palabras para expresar que le daño, y como llego a ese punto.
Es crucial que si decides acompañarle sea desde el amor más noble para que encuentres paciencia, sabiduría y el equipo profesional necesario para que te ayude a ti como cuidador y a tu ser amado en su recuperación.