Resulta llamativo, en momentos que el país tiene inconvenientes en áreas prioritarias como la salud, la educación y la seguridad ciudadana, entre otras, que el presidente Leonel Fernández esté muy preocupado de que los estadios de béisbol estén en buenas condiciones para el torneo profesional.
Ese interés parece el método con que el ministro administrativo de la Presidencia quiere hacerle ver al país que el Presidente está atento a todo, o quizá para meter presión a los mismos organismos del Gobierno, para que los propietarios de equipos reciban esas instalaciones del Estado como una tacita de oro. Ya es tiempo de que el Estado se desentienda de los estadios donde se juega béisbol profesional, ya que ese es un negocio privado por los cuatro costados y manejado con mucho criterio de comercialización.
El mejor ejemplo de que el Estado no debe invertir ni un centavo en esos menesteres, lo están dando los propietarios del equipo de baloncesto Leones de Santo Domingo.
Estos han realizado una inversión multimillonaria para poner en condiciones el Palacio de los Deportes para un evento que apenas comienza.
Entonces, no se justifica que el Estado repare los estadios para el montaje de un evento que genera decenas de millones.