Lo más valioso

Lo más valioso

Lo más valioso

Una mujer muy pobre, pero muy sabia, deambulaba en las montañas en busca de algo qué comer.

Había recogido  ya algunas frutas cuando encontró en el suelo una piedra preciosa que, a juzgar por los colores que irradiaba, debía valer una verdadera fortuna.

En el camino de regreso a casa  la mujer se encontró con un pobre hombre que le confesó estar sumamente hambriento y sin nada qué comer. Ella sacó entonces de la funda que traía y compartió las frutas con el caminante.

El resplandor de la piedra preciosa, que estaba junto a la fruta, llamó la atención del hombre y éste le pidió a la mujer que se la regalara.  Sin vacilar un instante, ella así lo hizo.

El hombre se fue feliz celebrando su buena suerte. Él sabía que esa piedra valía tanto como para garantizarle una vida segura y cómoda por el resto de sus días. Pero unos días después volvió a la montaña para devolverle la joya a la mujer.

“He estado pensando –le dijo- que ésta piedra representa para mí una vida segura, pero te la devuelvo con la esperanza de que me des algo mucho más valioso que tú tienes. Dame ese sentimiento que llevas dentro, que te hace capaz de sacrificar tu bienestar para ayudar al prójimo”.

Porque, digo yo ahora, lo importante no es la riqueza exterior que se pueda acumular,  ni los millones de pesos que se puedan guardar en el banco, sino ese algo especial que llevamos adentro y que muchas veces no sabemos encontrar, ese don intangible que nos hace capaces, si así lo deseamos, de contribuir a hacer felices a los demás.



El Día

Periódico independiente.

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