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Lo más difícil es tratar con una embarazada

Yanet Féliz Por Yanet Féliz
Lo más difícil es tratar con una embarazada
📷 Le preocupa contagiar a sus hijos cuando regresa del trabajo a la casa. fuente externa

SANTO DOMINGO.-Antes de ser enfermera en el Hospital Materno Infantil de Los Mina y asistir a los niños con COVID-19, fue cobradora de guagua, vendía tickets en una banca de apuestas, pero no tuvo la suerte de sacarse el premio, y de ahí pasó a vivir par de años en sobresaltos, como auxiliar en el Servicio Nacional de Emergencias 911.

En este último trabajo, la joven madre Johanny Rudecindo Rosario, graduada de licenciada en Enfermería en la Universidad Eugenio María de Hostos, tenía que movilizarse en una de las unidades de Respuesta Inmediata (URI) motorizadas para ir en auxilio de pacientes con traumas y casos clínicos y otras índoles.

Desde el año pasado labora en la Maternidad de Los Mina.

Hoy dice estar más tranquila, pero corriendo el riesgo con la pandemia y teniendo como preocupación el no contagiarse, ni llevarle el virus a sus tres hijos, por eso al regresar a su casa hasta no despojarse de todo y asearse no se les acerca.

Cuando en 2019 entró a formar parte del área de pediatría de la Maternidad San Lorenzo de Los Mina, no imaginó el atareo que iba a tener, muy especialmente con las medidas de bioseguridad para evitar el contagio con el virus, debido a que sólo trabajan con niños positivos.

Vivencias
“En esa unidad lo más difícil es ver algunas embarazadas sofocadas y uno piensa en el niño o la niña que está en el vientre, y en el caso de los recién nacidos, aunque no vienen con dificultades respiratorias marcadas lloran mucho, las mamás se quitan las mascarillas y eso pone a uno medio tenso”, cuenta la enfermera.

Aquí, luego del triage o clasificación del paciente en base a la emergencia, canalizan los infantes para llevarlos a la unidad que corresponden; llegan dos y tres niños dependiendo del turno.

Cuenta que el primer día se sentía nerviosa por el temor a contagio. No obstante, a partir de ahí decidieron usar dos guantes, lavarse las manos y la cara con frecuencia y cambiarse los trajes porque a veces sienten que se están asfixiando con el calor y luego que terminan se ponen una bata, narró.

Vocación

— Familiar
Johanny descubrió la pasión por ese servicio durante sus años mozos, viendo a su madre que ejercía igual carrera, mientras vivían en el sector de Guachupita, y su padre atendía un pequeño colmado familiar.

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