No todos están preparados para leer esto y mucho menos entenderlo.
La agencia de noticias EFE informa que en lo que va del año las exportaciones dominicanas hacia Haití de enero a septiembre bajaron un 13 por ciento con relacción al año anterior, citando un estudio de una entidad vinculada a la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
Resulta que las medidas adoptadas por el Gobierno dominicana empezaron a implementarse a partir del 15 de septiembre.
En otras palabras, esa reducción se produjo antes del cierre de la frontera y por consecuencia se debió a otras causas.
Cuáles pudieron ser esas causas: reducción del poder adquisitivo de los haitianos, inflación, inseguridad en las carreteras, secuestros, control de muelles y almacenes por parte de las pandillas en Haití.
Ese mismo estudio indica que el 58 por cientos de las exportaciones se centraban en tejidos, algodón, plásticos, trigo y cemento.
Las zonas francas siguen su actividad normal y la mayor de ellas hace una exportación para transformación con mano de obra haitiana y luego reexportar a un tercer país.
Una gran parte del cemento se transporta por vía marítima debido al control que tienen las pandillas sobre las carreteras, pero además su producción tiene mercado seguro a precios competitivos en República Dominicana.
Lo del trigo seguimos sin entenderlo porque en el país no se produce este cereal, por lo que suponemos se trata de una triangulación.
Con relación a la industria del plástico sí ha sufrido merma real, aunque gran parte de esa mercancía es importada de China.
Entonces, si todos los demás representan solo el 42 por ciento y hablamos de un total de mil millones de dólares al año, el impacto real sería del 13 por ciento de 420 millones (47 millones de dólares al año, que implica 3.9 millones de dólares al mes.
Saque usted la cuenta del balance si las autoridades aprovechan esta coyuntura para poner orden en la frontera, establecer reglas claras con Haití en todo el sentido de la palabra, contener la migración irregular, eliminar la inversión en salud y educación para los haitianos que cruzan la frontera sólo a recibir esos servicios (no incluimos a los residentes legales o ilegales en territorio dominicano), regularizar el comercio y cosas por el estilo.
Sería económica y socialmente favorable en extremo para República Dominicana.