El anuncio oficial de que la variante Ómicron de la Covid-19 circula en República Dominicana sorprende a pocos, pues desde la semana pasada se tenían indicios de esa realidad.
Parece que la variante Ómicron es mucho más contagiosa que las anteriores, pero también es menos letal.
Justamente, esa situación genera una disyuntiva para las autoridades: aumentar las restricciones o mantener la política de apertura que se ha mantenido hasta ahora.
Una parte importante de la población se opone al aumento de las restricciones pues, es entendible, ya está cansada de las restricciones que han recomendado las autoridades sanitarias nacionales e internacionales.
Como ha ocurrido con todo lo relativo al Covid-19, no hay fórmulas definidas ante una pandemia que todavía tiene muchas incógnitas, incluso para la clase científica.
Al margen de las disposiciones que puedan tomar las autoridades, se mantiene la recomendación de la precaución.
República Dominicana ha sabido sobrellevar con notas sobresalientes todo lo relativo a la pandemia, muy en especial lo relativo a la vacunación contra este virus.
Lo que sí ha quedado demostrado, más allá de cualquier duda razonable, es que la vacunación constituye un arma poderosa contra la letalidad del virus.
Por tanto, cualquier decisión debe estar supeditada a que la población continúe vacunándose y que se mantengan las medidas de higiene recomendadas.