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Lisonjería en el COE

Luis Garcia Por Luis Garcia
Lisonjería en el COE
📷 Periodista Luis García

Un día de mediados de la recién pasada Semana Santa, no sé la razón, pero observando mi pequeña biblioteca fijé la mirada a uno de los libros colocados en los anaqueles: Cartas a Evelina.

Este ensayo formidable de la autoría del médico y escritor dominicano Francisco Moscoso Puello, publicado en 1941, me puso a reflexionar sobre el comportamiento del dominicano en este siglo XXI; y la verdad es que pocas cosas han cambiado desde la fecha de aparición del escrito.

Lo banal, lo trivial, todo aquello que genera “likes” se ha convertido en una cuestión que va modelando el comportamiento en determinados segmentos de la sociedad dominicana. Este comportamiento se propaga vertiginosamente en lo que aparenta un mundo lujurioso de lo intrascendente.

Determinados políticos y aduladores de éstos mienten descaradamente sobre cualquier temática; artistas que no les importa desnudarse frente a la misma virgencita de la Altagracia o funcionarios que viven atentos a qué traen las redes sociales para luego tomar decisiones que generen aplausos, al margen de que lesione o no el interés nacional.

Vivimos la época de los “likes” en redes sociales; una forma de vivir que profundiza el deterioro moral que acusa, desde hace tiempo, la sociedad dominicana.

De la misma manera de que no sé la razón del porqué llegó a mis manos el libro de Moscoso Puello, tampoco me imagino la razón por la que el pensamiento corrió al Centro de Operaciones de Emergencias (COE). Aunque, pensándolo bien, quizás existan razones, dado el comportamiento lisonjero que se pone de manifiesto en cada actividad hacia la figura presidencial.

En lo particular, me resultaba vergonzoso que, en medio de la tragedia del Jet Set, el vocero de esa estructura que agrupa un número considerable de instituciones no informaba nada sin antes halagar en exceso al Presidente y a la Vicepresidenta de la República; igualmente ocurrió el jueves para el lanzamiento del operativo preventivo de Semana Santa. ¡Pobre institucionalidad democrática!
No existe la necesidad de lisonjear a nadie que haya recibido el privilegio del pueblo dominicano para ocupar un puesto de elección popular. Justo, se le escoge mediante el voto para que haga las cosas bien, sin otro reconocimiento que la satisfacción del deber cumplido, como dijo en una ocasión el laureado escritor cubano José Martí.

Por comportamientos como ese, pienso que la actual sociedad deja pequeña a la que retrató Moscoso Puello en Cartas a Evelina. La publicación tuvo poca difusión, lo cual se entiende en el contexto de que, entre otras cosas, golpeaba directamente a los lisonjeros de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, que se encontraba en pleno apogeo en el momento de la publicación.

Los mejores pensadores de la época prefirieron callar y otros, los menos, hasta llegaron a criticarla, con la excepción de un alumno de Moscoso Puello, el psiquiatra Antonio Zaglul, quien tuvo el valor de defender la obra y a su autor.

Moscoso Pueblo resulta punzante cuando señala que el dominicano siempre ha procurado arrodillarse ante el poder para procurar beneficios particulares: “Aquí se juega a gobierno.

No tenemos ciudadanos. Las dos terceras partes de la población está constituida por campesinos ignorantes, cuya mentalidad no ha avanzado gran cosa desde la conquista. La otra tercera parte está formada por hombres de mediocre ilustración y corrompidos…”.

Ojalá que el vocero del COE hiciera la labor que sabe hacer, sin recurrir a la lisonja del mandatario ni de ningún otro funcionario de elección popular o designado. Comandante, para seguir en eso, es mejor que haga realidad su pretensión de migrar del puesto.

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