Linchamientos

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Linchamientos

Veo con horror como cada cierto tiempo se dan en nuestro país nuevos y desenfadados casos de linchamiento, mientras las autoridades y la sociedad en  general permanecen indiferentes ante tales salvajadas.

Los linchamientos, o sea la ejecución sin previo juicio, por parte de una multitud enfurecida, de un sospechoso de haber cometido algún delito, es una acción salvaje que no está prevista en la ley. Para perseguir y castigar a los delincuentes existen estructuras judiciales y penitenciarias que deben ser preservadas a toda costa, si es que pretendemos pertenecer al grupo de las naciones civilizadas del planeta.

El caso más reciente en nuestro país que reportan los periódicos es el de un hombre de 28 años de edad que supuesta o realmente trató de robar una motocicleta en el batey Consuelito, de Hato Mayor, pero fue sorprendido, perseguido y alcanzado por una furiosa multitud que finalmente le dio muerte a cuchilladas. ¡Qué horror!

La odiosa práctica, iniciada en el siglo XVIII, no tiene razón de seguir vigente, al margen de la ley, en pleno siglo XXI. ¿Por qué, cabe preguntarnos, está tomando auge el linchamiento en la República Dominicana?

La respuesta aflora penosamente: porque la sociedad va perdiendo la fe en la efectividad de las autoridades encargadas de castigar, dentro de los parámetros legales, a los infractores de las normas de convivencia social.

Definitivamente, hay que hacer algo para no seguir en ese derrotero. Cada vez que se produce un linchamiento damos un paso hacia el abismo y el caos, del cual no podremos regresar jamás.



El Día

Periódico independiente.

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