Harían bien las autoridades responsables del sistema carcelario en estar prevenidas, o adelantarse a la eventualidad, ante una racha de situaciones o percances en cárceles y Centros de Corrección, en los que en días consecutivos ha habido un pleito con tres muertes y heridos en una “agresión”.
La bronca de las primeras horas de la madrugada del domingo en la cárcel La Victoria, donde fueron contadas tres personas muertas, además de 9 heridos, estuvo motivada por el control de una parte del patio de la prisión. Y aunque es fama que en las cárceles las denominadas armas blancas pueden ser hechas por los reos, hasta ahora no se ha sabido que cuenten con las condiciones para fabricar las de fuego.
¿Cómo las obtienen? Dada la baja calidad moral de quienes son enviados a lugares como estos, inclinación a la violencia y al apandillamiento, lo menos que se puede hacer es extremar las prevenciones.
La agresión referida en el primer párrafo es una versión de las autoridades, que ayer informaron de un ataque de dos internos del Centro de Corrección y Rehabilitación de Moca contra otros dos que resultaron heridos con “un objeto cortopunzante de fabricación carcelaria”.
Las rachas, tendencias o ley de serie, como sea que se le quiera denominar, no deben ser despreciadas bajo la etiqueta de supercherías. Ha ocurrido tantas veces el encadenamiento de hechos bajo condiciones específicas —ambientales, estacionales o económicas— que desatender un consejo gratuito parecería imprudente.
Lo oportuno sería limpiar las cárceles y Centros de Corrección de objeto cortopunzantes.