Tokio.-Los líderes mundiales que se reúnen esta semana en Japón no han conseguido llegar a un acuerdo acerca de las medidas necesarias para impulsar el crecimiento de la economía mundial, la cual se enfrenta a una serie de riesgos como tensiones geopolíticas, la desaceleración de China o la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea.
El Grupo de los Siete países industrializados -formado por Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá- intentó llegar a una postura común en la cumbre que se celebra estos días en el centro de Japón ante los desacuerdos acerca de la mejor combinación de políticas en gasto fiscal, estímulo monetario y reformas estructurales.
Los países del G-7 utilizarán “todas las herramientas políticas -monetarias, fiscales y estructurales- individual y colectivamente para reforzar la demanda mundial y hacer frente a las limitaciones de suministro mientras continuamos trabajando en encauzar la deuda hacia una trayectoria sostenible”, dijo el grupo en un comunicado difundido el viernes tras dos días de reuniones en Ise-Shima.
Esta muestra de respeto mutuo disfraza el desacuerdo subyacente entre las naciones sobre las medidas para crear empleo y estimular el crecimiento. Unos, como el dirigente japonés Shinzo Abe o el canadiense Justin Trudeau, apoyan el gasto y las medidas de estímulo mientras que otros líderes apuestan por medidas de disciplina presupuestaria respaldada por unos mercados laborales más flexibles y un incremento de la competitividad, modelo que abandera la canciller alemana Angela Merkel.
Las diferencias regionales influyeron en las distintas posturas. Mientras que las economías de la región asiática están sufriendo los efectos de la desaceleración china de una forma más acusada, los países de la eurozona siguen en dificultades tras siete años de crisis y una caída de la demanda.
Por su parte, la economía estadounidense está repuntando.
Dinámica distinta
“No es del todo sorprende que el G-7 no pudiera llegar a una respuesta conjunta en la mesa de negociación ante una dinámica que se hace sentir de distinto modo”, dijo Glenn Maguire, economista jefe de la región del Pacífico asiático de Australia & New Zealand Banking Group Ltd. en Singapur en un mensaje por correo electrónico.
“Lo que es más, el G-7 obviamente es consciente del efecto que tienen los comunicados oficiales”, dijo. “En una situación así, advertir de los riesgos y del sentimiento negativo podría convertirse en una profecía autocumplida”.
Abe, el anfitrión, no logró que el G-7 advirtiera sobre el riesgo de crisis económica mundial después de realizar una presentación ante otros líderes, incluido el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en la que mostraba una economía que podía dar un giro hacia una crisis de la magnitud de la caída de Lehman Brothers en 2008.