Enojo, rabia y odio son sentimientos que viajan con las personas a través del tiempo y la distancia. Se alimentan, crecen e incluso contagian como cualquier virus.

Las personas que sufren de enojo también sufren gran dolor en su alma, donde generalmente llevan una carga extra de frustración, tristeza y dolor sin cura aparente.

Esa tormenta interna se compone de muchas situaciones dañinas vividas en el pasado, las cuales no fueron sanadas y siguen atormentando a quienes no han podido romper las ataduras de sus mentes y sus almas.

Es importante estar conscientes de que: “tu no eres así”. Solo te ha tocado vivir esa situación compuesta por un conjunto de situaciones que, hasta ahora, no han sido manejadas de la manera apropiada.

Liberar esos sentimientos podría no ser sencillo, pero vale la pena tratar. Está comprobado que de seguir adheridos a su cerebro seguirán dañando tu salud y a los tuyos.

Con la apropiada orientación puedes convertir toda esa historia de dolor en sabiduría aplicada al presente. En principio, es útil tener ayuda especializada.

Existen muchas técnicas o ejercicios fáciles para liberar y reemplazar esos sentimientos. El primer paso es reconocer que viven dentro de ti y que quieres regalarte la oportunidad de experimentar otro estilo de vida con más oportunidad de reír, estar cerca de tus seres queridos y disfrutar las oportunidades que te ofrece la vida de una manera más estable y permanente.

Unas veces puede ser físico, otras veces solo emocional. Empieza por reflexionar sobre lo que quieres para tu vida y empieza la conversación con alguien que te pueda ayudar a abrir el caparazón.