Durante varios días tuve problemas con mi teléfono móvil: recibía llamadas, pero “se caía” si yo intentaba hacer alguna desde el mismo.
Cuando fui al técnico y éste quiso probarlo para determinar dónde estaba el daño, el susodicho teléfono funcionó perfectamente.
El episodio me hizo reafirmar mi convicción de que existe una serie de axiomas o normas misteriosas que nunca fallan, algunas de las cuales se conocen por el nombre de quien las inventó o quien las descubrió.
Así tenemos, por ejemplo, el teorema de Pitágoras, la ley de la gravedad de Newton, las normas de urbanidad de Carreño, la ley económica de Graham, etcétera.
Pero hay muchas otras, menos conocidas, pero no por eso menos certeras, -que tampoco son las famosas leyes de Murphy-, como las que reproduzco a continuación:
1.- Cuando necesites abrir una puerta con la única mano que tienes libre, la llave estará en el bolsillo opuesto (Ley del Trasconejo).
2.- Cuando tengas las manos embadurnadas de grasa, te comenzará a picar la nariz (Ley de Mecánica de Lorenz).
3.- Todo cuchillo desafilado tendrá el filo suficiente para cortarte un dedo (Primera regla doméstica de Fausner).
4.- Cualquier intento de simplificar las cosas solo causa mayor confusión (Ley de Winters).
5.- El teléfono nunca suena cuando no tienes nada que hacer, pero siempre suena cuando estás haciendo algo (Máxima de la oficina).
6.- El seguro lo cubre todo, menos lo que sucede (Ley de Miller).
7.- Si explicas algo con suma claridad para evitar malentendidos, alguien te entenderá mal (Tercer corolario de Chisholm).
8.-Siempre que las cosas parecen fáciles es porque no oímos todas las instrucciones (Donald Weslake).
9.- El que ríe último es porque no entendió el chiste (Corolario de Tito).
10.- Si todos están de acuerdo, de seguro que hay un traidor (Ley de la unanimidad).