Existe una evidencia clara de que las fuerzas políticas no están interesadas en aprobar una ley de partidos, por dos razones sencillas, la primera, que en más de diez años no han podido arribar a un acuerdo para motorizar su puesta en vigencia, y la segunda, que ahora las agrupaciones han decidido someter varias iniciativas por separado.
Se actúa de acuerdo a la coyuntura.