Desde hace años el proyecto de ley de partidos políticos constituye una demanda colectiva, sobre la base de que podría contribuir a fortalecer el sistema político y así prevenir los más recientes conflictos internos sufridos por muchas de las agrupaciones.
El caso más reciente lo constituye el Partido Revolucionario Dominicano, que adolece de una fragmentación de su liderazgo, que se refleja en las encuestas con una significativa disminución en el nivel de simpatías de la población.
La discusión
A diferencia de ocasiones anteriores, ahora se observa que existe un interés marcado de que el Congreso Nacional al menos discuta a profundidad cada uno de los articulados de este proyecto, abriendo la esperanza de que la ley de partidos pueda convertirse en una realidad, quizás para la celebración de las elecciones presidenciales, congresuales y municipales de 2016.
Es decir, se ha soltado un poco la retranca que existía en los partidos para que los legisladores pudieran sentarse a discutir con seriedad lo que podría ser una reglamentación para las fuerzas partidarias.
¿Y los fondos?
Existía el inconveniente sobre la celebración de las primarias de los partidos en un mismo día, pero parece que el tema conflictivo pudiera ser la asignación de los recursos para los partidos de acuerdo a la cantidad de votos lograda en cada certamen electoral.
Se advierte que nuevamente podría mantenerse la inequidad que prevalece ahora con el otorgamiento del financiamiento del Estado para las actividades de cada partido, de cuyo pastel son excluidas organizaciones denominadas minoritarias y que necesariamente tienen que aliarse a las mayoritarias.
Los peatonales
¿Para que se gastaron tantos recursos en los peatonales de las avenidas John F. Kennedy y Máximo Gómez? Si pocas personas se dignan en utilizarlo para prevenir accidentes. ¿Y la Amet? Bien, gracias.