“La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”, Carlos Marx.

El equipo del expresidente Leonel Fernández denunció este fin de semana la existencia de una campaña sucia, orquestada nada más y nada menos que desde el Gobierno, para desacreditarlo.

Se trata, acorde con la denuncia de los leonelistas, de una campaña dirigida por sectores enquistados en el Gobierno (léase danilistas), que buscan desesperadamente continuar en las posiciones que ostentan y que intentan seducir y convencer al presidente Danilo Medina de que se lance a una aventura de reformar nueva vez la Constitución.

Alegan que los interesados en dañar la imagen de Fernández, incluso, han contratado al venezolano J. J. Rendón, una especie de “sicario de moral”, presuntamente vinculado a la red delictiva del narcotraficante mexicano “el Chapo” Guzmán.

Este estratega es presentado por los leonelistas como un personaje siniestro, un “Joao Santana” rudo, un tipo impuesto a jugar en el lodo, un gran profesional dispuesto a tirar en un pozo séptico a quien sea a cambio de una buena paga.

El objetivo sería frenar el supuesto o real ascenso de la popularidad del expresidente, matando así la esperanza del pueblo dominicano.

Leonel Fernández es presentado ahora como la gran víctima. Quién lo diría, el hombre que hasta hace poco andaba por ahí con un aire de perdonavidas.

El político de “más nivel intelectual”, cuyo verbo –según sus admiradores- eclipsa a cualquiera, y más a Danilo, a quien indirectamente ha llegado a ningunear, mientras él se presenta como el iluminado, el mejor buey del establo. Así es la vida.

Leonel llora y patalea como un niño, mientras Danilo está “morido” de la risa. Exactamente lo contrario de lo que ocurrió en 2007.

Ese año, quien lloró amargamente fue Danilo Medina, cuando tras ser aplastado por el “príncipe” Leonel en las primarias del PLD manifestó aquella frase seca, pero que aun retumba en los oídos y el corazón de sus seguidores: “Me venció el Estado”.

En ese momento, según el lamento del ahora Presidente, el victimario habría sido Leonel Fernández. Las vueltas que da la vida. Generalmente recibimos lo mismo que damos.

Finalmente, parece que Marx y Hegel tenían razón con aquello de que la historia es como la longaniza: repite.
Es una lástima que ambos líderes hayan puesto sus intereses personales y grupales por encima de los de su partido y del país. Los dos han sido tres veces candidatos a la Presidencia y quieren serlo por cuarta vez, como si solo ellos tuvieran condiciones para ocupar el cargo de Presidente.

Ciertamente, ambos son victimarios en una sórdida lucha entre iguales.

Ciertamente que la inmensa mayoría de los dominicanos hemos sido víctimas de ambos.