Lengua y conciencia en tiempos de redes

Lengua y conciencia en tiempos de redes

Lengua y conciencia en tiempos de redes

Hablar y escribir define igual o más a una persona que su forma de pensar y actuar. Pero el mundo ha cambiado. Tanto y tan velozmente, que la anterior afirmación podría adolecer de importancia en tiempos de redes sociales.

Con el Internet renació una cultura de estereotipos y modismos que dejan a cualquiera «despalabrado». Las ancestrales deficiencias formativas del sistema educativo tradicional, de alguna forma se reflejan en estas plataformas, alimentadoras de los sistemas de creencias.

Nadie sabe dónde empiezan y terminan las lagunas expresivas. Cuando la lengua se corrompe y los significados se vuelven insulsos, el sentido de nuestros actos y de nuestras obras terminan similares. Aunque para algunos teóricos el “lenguaje incorrecto” no existe. Siempre y cuando se use en el contexto adecuado y se respete sus registros.

Pero, seducidos por las bondades tecnológicas, el respeto a la anatomía de la Lengua Española enfrenta un proceso de transformación «viral». De los casi 5,000 millones de usuarios de Internet, el 95 por ciento (según Fox) comparte y celebra el uso de una modalidad discursiva que hasta hace poco considerábamos inaceptable.

Dada su vigencia como entidad viva las redes han impuesto el uso de verbos, palabras, abreviaturas. Sobre la plataforma son comunes las supresiones de grafemas, pronombres, artículos y otros componentes básicos de la oración. “qan2 yegue me tiras”, es un ejemplo.  Se revitalizan las contracciones abordadas por Pedro Henríquez Ureña en El Español en Santo Domingo. En medio de la comodidad y rapidez de la escritura se olvidan tanto las tildes como las puntuaciones y desaparición de caracteres.

Aunque parecen recientes, los antecedentes de esta modalidad se remontan al telégrafo (siglo XIX). Se eliminaba el uso de artículos o determinantes y se potenciaba los sufijos para hacer más entendible y económico el mensaje. Hoy día, la economía textual prescinde de ritmo y fonetización, pero gana efectividad con el uso de emoticones.

La ortografía ha evidenciado una escalada de errores, porque ahora las personas además de hablar, escriben de forma instantánea y la incorrección se refleja en esa escritura. Estudiosos la consideran un empobrecimiento expresivo.

Como todo proceso las redes tienen sus detractores. Supuestamente ha liquidado las funciones gramaticales y hará desaparecer, sólo es asunto de tiempo, la ortografía, pues jóvenes y adultos terminan adaptándose a los errores del idioma. Otros la ven como un medio lingüístico más dinámico que el tradicional.

Pero, ¿hasta qué punto la inundación de las redes con dichos errores puede considerarse nueva forma fundamentada en el derecho a la libertad de expresión? ¿O solo es una manera más ágil y económica de comunicarnos que pone de manifiesto las carencias del sistema formativo tradicional?

Aunque nadie se atreve a negar que las redes sociales modelan el lenguaje y fuerzan a los idiomas a actualizarse, existe un vínculo inseparable entre el lenguaje y la evolución de la conciencia. Reciprocidad que depende del saber interpretar y utilizar adecuadamente símbolos y formas.

“El único consejo que puedo dar para escribir bien en internet es saber escribir.” Sentenció García Márquez.

*El autor es publicista, periodista y escritor.