LeBron James cree que hay al menos una explicación obvia para la creciente popularidad del torneo de baloncesto femenino de la NCAA. Estrellas reconocibles.

“No creo que haya mucha diferencia entre el juego masculino y el femenino en lo que respecta al baloncesto universitario. Creo que la popularidad surge de los íconos que tienen en el fútbol femenino», dijo James después de que Los Angeles Lakers vencieran a Washington el miércoles por la noche. «Miras a Angel Reese, miras a JuJu (Watkins), miras a Caitlin. Clark, miras a Paige (Bueckers), miras a la joven que está en el estado de Iowa, la estudiante de primer año allí (Audi Crooks), miras a (Cameron) Brink, creo que su apellido es, en Stanford. Y eso es solo por nombrar algunos: la estudiante de primer año que está en Notre Dame (Hannah Hidalgo)”.

Aunque James mencionó a jugadores masculinos conocidos como Zach Edey de Purdue y Dalton Knecht de Tennessee, señaló que el portal de transferencias y las salidas tempranas del draft de la NBA hacen que sea más difícil para los jugadores familiarizarse con los fanáticos. Es diferente en el lado de las mujeres.

«Puedes construir un legado realmente icónico en un programa», dijo James. «Eso es lo que a todos nos encanta».

Clark se sintió honrado de escuchar a James apoyar el torneo femenino.

“Él sabe de lo que está hablando. Él presta atención. Él apoya el juego”, dijo el jueves ante la disponibilidad de los medios. “Él no sólo habla de eso. Él realmente aparece y apoya. Creo que eso es lo mejor; Una de las mejores jugadoras de todos los tiempos que realmente ayuda a apoyar y hacer crecer el baloncesto femenino. Eso es exactamente lo que necesitamos”.

Clark jugará sus últimos partidos universitarios en el mismo estadio donde James comenzó en la NBA.

«Es alguien a quien siempre he idolatrado», dijo Clark. «Es genial estar en Cleveland y jugar aquí, un lugar donde comenzó su carrera y donde pudo hacer tantas cosas increíbles».

Cuando Clark e Iowa vencieron a Reese y LSU en la final regional el lunes por la noche, fue el partido de baloncesto universitario femenino más visto jamás registrado. Tuvo un promedio de 12,3 millones de espectadores en ESPN, según Nielsen, superando todos menos uno de los cinco partidos de las Finales de la NBA del año pasado, junto con el último partido de la Serie Mundial del año pasado.