Lealtades invisibles: ataduras familiares que no te permiten crecer

Lealtades invisibles: ataduras familiares que no te permiten crecer

Lealtades invisibles: ataduras familiares que no te permiten crecer

SANTO DOMINGO.-“El concepto de lealtad invisible multipersonal implica la existencia de expectativas estructurales de grupo, en relación con las cuales todos adquieren un compromiso. Su marco de referencia es la confianza, el mérito, el compromiso y la acción.

Esta lealtad se remite a varias fuentes: lealtad familiar, derivada del parentesco biológico y hereditario; y la lealtad como actitud individual, que abarca la identificación con el grupo, auténtica relación objetal con otros miembros, confianza, confiabilidad, responsabilidad, compromiso, fe y firme devoción”, escrito de la autoría de Boszormenyi-Nagy.

En este fragmento, de una breve reseña compartida por el terapeuta de pareja y familia, Ramón Emilio Almánzar, hay una palabra clave “invisible”, que no es la habitual cuando se habla de lealtad.

El psicólogo explica que “siempre se ha conocido la palabra lealtad sin ese apellido. Lealtad es algo que mueve a una persona a hacer cosas por un grupo, institución, o por otra persona.

Y cuando se habla de lealtad invisible, son aquellas fuerzas que nos hacen movernos en una dirección determinada, sin que estemos conscientes de por qué razón lo hacemos”.

Pone como ejemplo ¿cómo se entendería un niño que por lealtad a sus padres siempre esté enfermo? “Es lo que se ha observado que en muchas relaciones de pareja que no funcionan de manera adecuada y que están proclives a una separación, cuando el hijo se sacrifica de manera inconsciente y se enferma sin siquiera saber que se está enfermando, con el propósito de mantener la cohesión de sus padres.

Es como si sacrificara su propia persona, para que se mantenga un estatus en el objeto al que se tiene la lealtad invisible”.

Detalla que otro ejemplo clásico es el de la madre que se divorcia de su esposo y nunca se vuelve a casar y se queda viviendo con su hijo desde pequeño. Se va dando una relación seudo conyugal entre la madre y el hijo, dado el hecho de que comienzan a nutrirse emocionalmente el uno al otro, el hijo comienza a jugar roles de adulto y después que crece, por lealtad a la mamá, probablemente boicoteará todas las relaciones de pareja que tenga, ya que casarse y realizar su propio proyecto podría ser parte de una deslealtad hacia su madre, por consiguiente sacrifica su crecimiento personal, para que se mantenga el estatus entre él y su madre.

Elementos leales
Almánzar, quien tiene su consulta en el Centro Vida y Familia, agrega que hay elementos que hacen que se mantengan estas lealtades invisibles de manera casi inamovible y estos son los “códigos” implícitos.

“Son como reglamentos que se adquieren en el proceso de desarrollo y crecimiento psicológico dentro del sistema familiar, y del cual la persona no es consciente, sino que se adhieren a los esquemas mentales con las vivencias dentro de la familia”, dijo.

Aclara que también existen en estos esquemas, como si fueran unos sensores automáticos que detectan cualquier movimiento destinado a romper estas lealtades y que suelen como aliado el sentimiento de culpa.

“Por ejemplo, el chico está decidido a casarse, y la madre comienza a enfermarse, o a decir frases como “y ahora que será de mi”, “ya no valgo nada”, etc., lo que provoca en la persona un sinnúmero de emociones negativas que comienzan a trabajar de manera directa sobre su decisión firme de casarse, pero no hará un movimiento directo, sino que comenzara a buscar argumentos que refuten el valor que tiene su relación de pareja”, explica.