Al ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, lo quieren satanizar porque dijo una verdad tan grande como que dos más dos son cuatro.
Lo que dijo Carter fue, en otras palabras, que no es posible trazar una raya en el piso de una habitación y decir: Los que estén de este lado de la raya, serán enfermos; y los que estén del otro lado, serán sanos.
No se puede, porque las enfermedades no reconocen fronteras dibujadas en el mapa ni rayas trazadas en el piso. De ahí que, en el caso que nos ocupa, la malaria hay que atacarla y combatirla de ambos lados de la línea fronteriza, si de verdad se la quiere erradicar.
También ha dicho el señor Carter que los dominicanos no podremos evitar la inmigración haitiana. Tenemos que admitir que hasta ahora no la hemos evitado, y no damos señales claras de que queremos hacerlo.
Es hora ya de dejar a un lado la hipocresía y sincerarnos en eso que llamamos impropiamente el problema haitiano, cuando es tan dominicano como haitiano.
No es cierto que las grandes potencias quieren fusionar a Haití con la República Dominicana, como dicen por ahí. No es cierto ni es posible. Lo que sí es cierto es que los problemas que en mayor o menor grado afectan tanto a uno como a otro de los países que ocupamos la isla, tendrán más fácil solución si los afrontamos juntos, sin prejuicios de ninguna clase.
Mientras sigamos creyendo que somos los papaupas de la matica estaremos más perdidos que el hijo del aviador aquel.