Otra vez ha llegado lo que tantos anhelan: La Semana Mayor, época, más que de recogimiento, de diversión, aventuras, fiestas y playas.
Nuestra sociedad y cultura han cambiado sustancialmente. Según datos estadísticos, casi el 70 % de los ciudadanos que residen en las grandes ciudades se mueven a diversos puntos de la geografía nacional por los motivos descritos que mencionamos anteriormente. Ya empezamos a ver a los organismos que trabajan de manera tradicional en la prevención de incidentes, los cuales están activos desarrollando sus labores según las competencias que les atañen.
Las estadísticas de las que disponemos reflejan que una gran mayoría prefiere como destino los diferentes balnearios públicos o privados, ya sean ríos o playas. Otros tantos van a las montañas y una cantidad, significante aprovecha y visita familiares en localidades semiurbanas y rurales.
El común denominador de todos estos que se mueven, es que viajan cargados de potenciales residuos sólidos, alterando la cotidianidad de esas vecindades y localidades que, en apenas tres o cuatro días, son impactadas de manera dramática en temas como el medioambiente y, obviamente, en las arcas municipales.
Sólo hay que hacer un ejercicio muy básico para entender lo que impacta para una pequeña comunidad como Boca Chica o como San José de las Matas, por citar dos ejemplos si su población se duplica en 72 horas.
Según los análisis basados en regímenes científicos, cada ciudadano dominicano genera alrededor de un kilogramo de basura por día, esas comunidades a las que tomamos como ejemplos, tendrán que disponer del doble de residuos que en condiciones normales generan.
En consecuencia, el ayuntamiento tendrá que duplicar los esfuerzos para evitar que el tema de la “basura” no se le complique. O contrata personal adicional para la recolección o le tomará el doble del tiempo para hacerlo con el mismo personal del que disponen.
A estos gastos también se les deben sumar el del manejo del destino final, en aquellos lugares que los tengan, pues si no los tienen los arrojarán en cañadas y riveras de ríos, duplicando la contaminación que de por sí ya ocasionan.
En estas grandes movilizaciones de vacacionistas también se activa el comercio de manera especial, logrando con ello que muchos comercios pequeños y medianos multipliquen de manera exponencial sus ventas y con ello, obviamente, la generación de desechos sólidos.
Desde este espacio, dedicado a los temas municipales, reiteramos la exhortación para que los ciudadanos que van a tomar sus merecidísimas vacaciones, tengan en cuenta colocar de manera responsable los residuos sólidos, observando los lugares que están destinados para ello y así contribuir a la disminución del impacto negativo al medioambiente; a los hombres y mujeres del comercio, para que coloquen en sus negocios o espacios de ventas contenedores suficientes, identificados y visibles para una disposición oportuna y así a los ayuntamientos se les haga más ágil la recolección; y a las autoridades nacionales, de manera que hagan una adicional contribución económica a los ayuntamientos para que el esfuerzo de limpiar los municipios y distritos les sea lo menos perjudicial posible a sus magras arcas.
*Por Víctor Féliz Solano