El Metro de Santo Domingo se quedó sin el servicio de las rutas alimentadoras. Eso se colige por la reciente medida del Gobierno que pasa los autobuses que tenía para tales fines a la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA).

El argumento para tomar la medida parece lógico. Las unidades, ochenta y ocho en total, se encontraban estacionadas en la Base Naval 27 de Febrero, pero se corría el riesgo de que, por falta de uso, se acelerara su proceso de deterioro.

Todo indica que la Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (Opret) perdió la batalla ante la presión de importantes centrales y federaciones del transporte público, que se oponen a que dicha flotilla entre en servicio.

De todas formas, como dice el dicho, ante dos males, el Gobierno escogió el mal menor, el que tiene menos escollos, y procedió a reubicar los autobuses para que ofrezcan servicio de transporte de pasajeros en la capital y Santiago.

Esperemos, al menos, que la OMSA, como custodia de la nueva flotilla puesta bajo su responsabilidad, pueda garantizar su uso permanente en el tiempo, dándoles a los vehículos que recibe el servicio de mantenimiento adecuado.