Pocas veces se ha visto que a un gobierno que no atraviesa por una crisis institucional le renuncien dos ministros como acaba de ocurrir.
Lo hicieron, en tiempos distintos, la Ministra de Salud Pública y el Ministro de Medioambiente.
Altagracia Guzmán Marcelino renunció desde antes de febrero pasado y esperaba que la aceptación de la misma y designación de su sustituto se produjera en febrero.
La destitución del anterior director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Nelson Rodríguez, dilató su salida y le tocó acompañar al nuevo director, Chanel Rosa Mateo, un hombre de gran confianza de Guzmán Marcelino.
Ya sorteados los conflictos con el Colegio Médico bajo la dirección de Waldo Ariel Suero le abrió el camino para su salida. La justificación para su renuncia dejó atónico al presidente Danilo Medina: dedicarse a “abuelear” tras cumplir 50 años de servicio público.
Durante todo ese tiempo se manejó en bajo perfil.
La otra renuncia fue más resonante, pues hasta con rueda de prensa se anunció. La diferente es que la de Francisco Domínguez Brito fue por razones políticas: buscar la candidatura presidencial de su partido.