Las orejas del burro

Las orejas del burro

Las orejas del burro

German Marte

Hay un viejo adagio que ya casi nadie recuerda, pero antes, cuando un sabio campesino quería expresar que alguien no tenía calidad para criticar a otro, o que era igual o peor a lo que criticaba, solía decir en forma de burla: “oigan al burro diciéndole orejón al conejo”.

Con esa sencillez que solo pueden tener las verdades contundentes como el golpe de una piedra del río, el hombre común cierra el debate por entender que no hay ningún razonamiento que valga de ahí en adelante, pues su interlocutor estaba descalificado.

Diríase que ya superamos aquellos tiempos y que hoy todos estamos bien informados gracias a las redes sociales y a la internet. Pero no es cierto.

En los tiempos de la postverdad hay tanta información, alineación y alienación que con un descuido se termina creyendo o repitiendo cualquier media verdad que diga un burro o que sugiera un conejo. Hoy existe lo que se ha dado en llamar «infoxicación».

Y en medio de tanta maraña informativa es preciso coger y dejar. Antes de ver y dar crédito a una “información” o afirmación es preciso saber quién la dice, cuándo y por qué lo hace.

Todo lo supra indicado viene a cuento a raíz de un reclamo hecho por un grupo de legisladores del hoy opositor Partido de la Liberación Dominicana que pide sea interpelado el vocero del gobierno, Homero Figueroa, para que explique unos supuestos auspicios millonarios de cuentas de redes falsas.

Según los senadores del PLD, “Figueroa estaría propiciando la creación de cientos de cuentas de redes sociales falsas con la intención de defender al Gobierno de Luis Abinader en redes digitales y medios de comunicación”.
Al respecto vale apuntar dos cosas: que el papel de la oposición es destacar los puntos negativos del gobierno; y dos, ningún funcionario debería negarse a ser interpelado por el Congreso.

Hasta aquí estoy de acuerdo. Ni este ni ningún gobierno tiene derecho a dilapidar el dinero de todos para embellecerle la cara al presidente de turno.

Ahora bien, volvamos a la sabiduría campesina y pretendido bullying del burro al conejo: lo primero que debería hacer el partido morado es un mea culpa, una autocrítica por haber sido sino los “creadores de imágenes” más eficaces que recuerde la historia reciente tras el ajusticiamiento a destiempo del tirano Rafael Trujillo.

Además de su maestría para tocar piano al revés de muchos de sus funcionarios, ningún otro partido de gobierno ha gastado tanto en maquillajes de cifras, en bocinas, en los llamados interactivos (a quienes además de un sueldo, le daba una flota de teléfono) pagado con dinero del Estado para que llamaran a todos los programas. Usaron la inteligencia artificial para controlar (al menos pretender) las redes sociales.

Sin tapujo alguno, los que hoy piden transparencia, presionaron, en ocasiones chantajearon, a dueños de medios de comunicación para que sacaran del aire programas o simplemente los ahogaban económicamente.
Iris Guaba, que además de funcionaria era y es una alta dirigente de ese partido que pidió en una reunión con varios de sus vasallos que le cayeran arriba a Huchi Lora y Altagracia Salazar por sus posiciones firmes contra la corrupción y la impunidad.

A Edith Febles, a Marino Zapete y Ricardo Nieves, entre otros, los hicieron salir de los medios donde trabajaban, simplemente por decir la verdad y no arrodillarse ante los «todopoderosos» corruptos enquistados en el poder.
Por eso, pienso, humildemente, que los burros deberían mirarse al espejo antes de criticar al conejo por orejón, quizá así puedan ver las grandes vigas en sus propios ojos.



German Marte

Editor www.eldia.com.do