El papel que jugó el patricio Ramón Matías Mella es válido por sí solo para exaltar ese pasado heroico del pueblo dominicano y la entrega a la mejor causa de hombres y mujeres que emprendieron, a una corta edad, hechos cívicos de primer orden, sin medir consecuencias o peligros.
Muchos, incluso, ofrendaron el mejor tesoro: su vida, en beneficio de la libertad. Hoy, en nombre de esa libertad, conmemoramos el 203 aniversario del natalicio de Ramón Matías Mella. No solo fue un trinitario, militar y político.
Es uno de los Padres de la Patria, junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez. Y disparó su trabuco la noche del 27 de febrero de 1844 en la Puerta de la Misericordia, dándole inicio a la independencia nacional.
El clima de libertad plena que respiramos en el presente debe mucho a estos hombres; al precio que se pagó, a los sacrificios familiares y a la elección acertada que hicieron en el momento oportuno.
Una parte de nuestra democracia está en deuda, pero se trata de una deuda patriótica que solo se podrá pagar, cada día, con el agradecimiento eterno.
Podemos afirmar que República Dominicana tiene un legado democrático que se afianza y avanza con los años, pero todavía hay que seguir insistiendo en fortalecer las instituciones y los valores cívicos en los ciudadanos, para pasar a un periodo donde prime el imperio de la ley y el respeto de la Constitución, madre de todas las leyes.