Una tormenta siempre puede causar daños, no importa la poca potencia de sus vientos, particularmente porque siempre llegan con lluvias torrenciales y hay personas socialmente expuestas que esperan el último momento para salir de sus casas

Hasta el momento en que se escribía esta nota los reportes de las autoridades no se referían a daños materiales significativos ni de tipo personal.

Sin embargo, pueden suceder estos últimos mientras esté saliendo a las calles gente distraída, como el que se encontró uno de los equipos de prensa de EL DÍA a quien tuvieron que enterar de que había una tormenta sobre el país.

Anécdotas como estas deben de abundar, no importa qué tanta información generen el Centro de Operaciones de Emergencias, las redes sociales y los medios escritos y electrónicos de comunicación.

Las lluvias, particularmente en las noches, pueden producir hechos fatales. A un lado esta parte dañina, también traen con ellas una bendición que se hace manifiesta con los campos mojados, en los que habrá mejores cosechas, y las represas llenas para el abastecimiento de los acueductos y los sistemas para el regadío.

A uno de los políticos más rejugados con los que ha contado el país, Joaquín Balaguer, se le atribuye haber dicho que las lluvias, o los temporales, pagan sus daños. Esperemos que estas asuman su cuota de responsabilidad.