La recuperación de la economía dominicana tiene muchos protagonistas. Parece preferible atribuir el mérito al pueblo dominicano, arriesgado desde el principio, unos por la necesidad y otros por la convicción, a salir del encierro y afrontar las consecuencias.
A la hora de valorar los pilares de la apertura, nadie debe poner a un lado una suerte de sector externo, compuesto por dominicanos radicados en los Estados Unidos y Europa; extranjeros, millones de ellos, acogidos a la apertura del sector turístico, y a los exportadores, convertidos silenciosamente en la turbina de una vigorosa producción nacional de bienes.
De acuerdo con la Directiva de Adoexpo —Asociación Dominicana de Exportadores— entrevistada en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, en el primer cuatrimestre de este año las exportaciones ascendieron a US$4,128.74 millones, cifra que representa un crecimiento interanual de 9.87 % y 31.69 % comparado con el mismo período de 2019, año anterior a la pandemia.
No nos vamos a detener en los pormenores, que es materia de otra área de información, pero nos llama la atención la vitalidad de los que venden en el extranjero, lo que se produce en el país y el optimismo que traslucen los principales directivos de Adoexpo cuando se les pide una perspectiva con la mirada puesta en el segundo semestre del año.
En realidad, una de las vetas positivas del mal momento por el que ha pasado el mundo desde los primeros meses de 2020, en relación con el pueblo dominicano, es el descubrimiento de la importancia del entusiasmo traducido en la apertura del turismo, lo que significa para una parte significativa de la población los que se han ido, y los exportadores.