No es descartable que el liderazgo político, bajo la tutela de la Junta Central Electoral, tenga que sopesar en una mesa del diálogo sobre lo que ocurrirá con las elecciones presidenciales y congresionales de mayo.
La situación sobre el coronavirus tiende a agravarse a medida que cada día las autoridades de Salud Pública emiten boletines con nuevos fallecimientos y una curva ascendente de los casos confirmados.
Las elecciones venideras tienen un plazo perentorio que sólo mediante un acuerdo político podría ser soslayado en franco desacato de lo que establece la Constitución.
Algunas voces se han escuchado sobre la posibilidad de una postergación de las venideras elecciones, pero en el escenario más inmediato no se obeservan posibles acciones que conduzcan a esa dirección
Montaje del proceso
Aunque existe un panorama poco claro sobre la expansión del Covid-19, bien hace la Junta Central Electoral en trabajar sobre el calendario de los comicios venideros, lo que serviría de plataforma para una futuro fecha.
Y correcta esa posición del tribunal de insistir en la viabilidad de celebrar las elecciones a pesar de una coyuntura especial pudiera empujar a otro escenario poco deseado, como sería aplazar las votaciones de más de 7 millones de ciudadanos que elegirán a las nuevas autoridades.
