La mala noticia para los que dicen sentirse decepcionados por el positivo a esteroides de Fernando Tatis Jr. es que mantengan sus desencantos, porque los dominicanos seguirán fallando a estas pruebas.

La razón, aunque las queramos esconder, es que desde la Major League Baseball (MLB) se crean las condiciones para que los niños dominicanos se conviertan en tramposos para lograr sus sueños de ser peloteros.

Cuando los equipos de MLB empezaron a amarrarse contractualmente, aunque de manera verbal, con niños de 12 años, se sabía que para colocarse en el nivel exigido tenían que darse sus “ayuditas”. Por eso usted ve a fenómenos desde los 12 años conectando batazos a distancias inimaginables a esa edad y lanzadores tirando a velocidad que antes no era posible.

Esa es la base para saber que los jugadores dominicanos desde niños conocen que la forma para lograr sus objetivos es dopándose, aún sea con medicamentos para caballos.

Compartiré un testimonio de un lanzador zurdo que me dijo que en su año de firma llegó a abril tirando 82 millas por hora, así que pensó: “dejo el béisbol o me inyecto los esteroides que me recomienda el entrenador”. Decidió ponerse las inyecciones y ya en junio estaba tirando 92 mph, logrando firmar.

La MLB lo descubrió y lo suspendió por un año, pero ya estaba dentro. Se pasó su año suspendido en la academia del equipo que lo firmó y ya al año siguiente estaba tirando hasta 97 mph., haciendo una carrera que lo llevó hasta debutar en las Grandes Ligas.
Así que sería en vano querer tapar el sol con un dedo, si sabemos cuál es nuestra realidad.

El sistema de firmas que predomina en el país está podrido y solo se puede corregir con la ayuda gubernamental, que no está en eso, y el tan aclamado draft que no quisieron los de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas.