Por Luis Santos Burgos
En las dos décadas del siglo XX, se han suscitado tres crisis de alcance global: a) la crisis económica y financiera de 2007 que inicia en los EE.UU; b) la crisis soberana en la UE; y los efectos económicos generado por la crisis sanitaria de 2020, denominada el Covid-19.
La crisis financiera de 2007, salió a escena dos enfoques opuestos. En Estados Unidos, las dos grades emisiones monerías de US$700,000 millones, en la administración Bush y la segunda de US$800,000 millones, durante la presidencia de Barack Obama. Que incluyo cierto grado de regulación con matices keynesiano, muy diferente al tratamiento y abordaje dado en la UE, primando matices del enfoque tradicional de largo plazo, por cuanto la recuperación tomo más tiempo, dado que la misma se centró en los recortes de tipos fiscales y monetarios.
La operación de compras activos tóxicos o pérdidas bancarias realizada por la Fed, se estima alrededor de US$4.5 trillones. Obviamente, al margen de todo, se impone la capacidad de los EE.UU, como propietario del dólar como moneda dominante y su capacidad de endeudamiento para soportar mayor nivel de deuda pública que Europa y a nivel global, la economía con mayor nivel de rentabilidad.
La crisis financiera de 2007, por su naturaleza y origen produjo una destrucción masiva de riqueza, por el lado de los hogares y del sistema financieros, en lo relativo a las grandes pérdidas generada en los mercados de bonos, acciones y de bienes raíces, entre otros. Se estima que los hogares o las familias estadounidenses perdieron riquezas por el orden de los US$11.0 millones de millones. Situación que se agrava con la especulación financiera en torno a los commodities, específicamente los precios del petróleo.
A final de la segunda década surge la crisis sanitaria de alcance global, denominada el Covid-19, que condiciono bajo confinamiento casi totalmente el planeta de los humanos y con niveles de impacto muy nocivo en la economía global, proceso que se agravo iniciando el año 2022, con el conflicto de Rusia y Ucrania, que ha derivado sanciones económicas de tipo global contra el país euroasiático, liderada por EE.UU y Europa
La actual crisis económica global 2020, gira en torno al confinamiento social que implico, disrupción o interrupción de la oferta, más bien del proceso de creación de riqueza y la ralentización que ha producido en el comercio mundial relativo a los contenedores y una insuficiencia de inventario.
Así mismo, niveles de expansión monetaria nunca visto y de transferencias financieras a las familias desde el ámbito fiscal con el objeto de mantener la oferta y el consumo explica a grandes rasgos el proceso inflacionario de mayor alcance global que haya existido, superior al que prevaleció durante los 80 y la crisis global de 2007.
En la actual crisis global, contrario a de 2007, aunque casi todos países del planeta tuvieron crecimiento negativo, la economía mundial durante el 2021 rápidamente inicia a una fase de recuperación de 6.1%, superando el crecimiento negativo de 3.1% obtenido en el 2020.
Sin embargo, durante la crisis de 2007 la economía mundial tuvo reduce su ritmo de crecimiento de 5 a 3% en 2008 y negativo (0.65%) en 2009, es decir, tres o cuatro años más tarde en 2010, consigue iniciar la fase de recuperación 3.95%, por debajo del 5.0% obtenido en 2007. Asumiendo la velocidad de recuperación, se puede colegir que la crisis global de 2007, tuvo mayor impacto que la crisis global iniciada en 2020.
Además, la crisis global de 2008, la asunción del salvataje como deuda pública, se experimentó una caída en los niveles de ingresos tributarios, lo que en su conjunto se tradujo en recortes significativos en los gastos sociales, aumento de los déficit fiscales, el endeudamiento externo y de la deuda pública a nivel consolidado.
Obviamente, los indicadores de duda pública, el endeudamiento externo y el desempleo ha sido superior en la actual crisis global, sin embargo visto desde el ámbito de la familia, la misma ha sido más amigable en un primer monto, aunque en la fase de recuperación los altos niveles de inflación intentan borrar dicha bondad, de ahí, la necesidad imperiosa de lograr una estabilidad macroeconómica global real y efectiva.
*El autor es Economista, Investigador, Master en negocios y relaciones económicas internacionales (UASD); Master en política económica de la globalización (UPV); y Posgrado, procesos sociales y económicos en la globalización (UPV).