La muy noble ciudad de Santo Domingo, construida por frey Nicolás de Ovando a partir de 1502, cuando trasladó la ciudad a la margen occidental del río Ozama, se destacó desde el primer cuarto del siglo XVI, por poseer hermosas edificaciones levantadas en materiales duraderos, generalmente en piedra coralina.
Los funcionarios reales y las familias ornamentaron las fachadas con los escudos nobiliarios que las identificaban.
La ciudad fue comparada con Florencia y Barcelona, las dos urbes más avanzadas de la Europa renacentista por los más egregios visitantes.
El conjunto conocido como las Casas Reales es la fusión de al menos tres edificaciones del primer cuarto del siglo XVI.
La Real Audiencia de Santo Domingo, fue creada en 1511. Su instalación definitiva tuvo lugar en la casa de dos niveles construida en piedra, situada en la esquina de las actuales calles Mercedes y las Damas. Se trataba de una propiedad del tesorero Cristóbal de Santa Clara, quien la edificó a partir de 1508. Unos años más tarde le fue confiscada por deudas.
El inmueble pasó a ser propiedad de la Corona, la que procedió a asignarla como sede de la Real Audiencia.
El segundo inmueble de las actuales Casas Reales, que corresponde a la esquina norte de la actual edificación, fue construido también en piedra, para ser destinado a la Casa de Contratación, en el año 1504. Más adelante dicha casa, pasó a ser residencia del gobernador o el capitán general de la isla.
Durante la década de 1520, en el espacio entre estas dos edificaciones, se levantó un nuevo palacio dedicado a la Real Audiencia, el que fue terminado en los inicios de la tercera década del siglo XVI.
A finales del mismo siglo, las tres unidades fueron readaptadas debido a que las funciones de gobernador, presidente de la Real Audiencia y capitán general, las ejercía la misma persona.
Estas edificaciones en el periodo republicano sirvieron como palacio de gobierno, hasta la era de Trujillo. Avanzado el siglo XX, el dictador hizo edificar un nuevo Palacio Nacional, el cual fue construido por el ingeniero Guido Armando D’ Alessandro, en terrenos fuera del perímetro de la ciudad amurallada. Los antiguos palacios coloniales fueron dedicados a oficinas gubernamentales.
Museo
Durante el gobierno de Joaquín Balaguer se realizaron obras de restauración y adecuación para convertir las edificaciones en Museo Histórico, dedicado a todo lo referente a los periodos del descubrimiento, conquista y colonización de la isla y su relación con el resto del continente americano.
El aspecto actual de las edificaciones, responde a las últimas adecuaciones que convirtieron el conjunto fundamentalmente en dos palacios, comunicados interiormente, con el objeto de separar las funciones.
Por este motivo podemos apreciar en los interiores, las edificaciones laterales o martillos que recorren las vías de comunicación, preservando al centro un gran patio interior, dividido apenas por una pared medianera.
Arquitectura
En la edificación del Palacio de los Gobernadores, se aprecia una arquería mirando al patio interior, inspirada en la doble galería de arcadas del palacio del virrey don Diego Colón. En el palacio de la Real Audiencia, las logias o galerías, corresponden a las paredes que conforman el ángulo que se desarrolla hacia la calle Mercedes.
En la última intervención se idealizó lo que debieron haber sido únicamente dos palacios coloniales: La Capitanía General y la Real Audiencia, como marco para la adecuación de sus nuevas funciones como museo didáctico, archivo y biblioteca del periodo colonial, de todo el país.
En la fachada exterior del edificio, la cornisa que la corona, es un remanente unificador, agregado en las adecuaciones realizadas durante el periodo republicano.
Los visitantes extranjeros, desde su inauguración como museo en la década de los años 70 del pasado siglo, lo visitan en cuantioso número, ya que este Museo y el Alcázar de Colón, situado en las cercanías, ofrece una perspectiva integral de nuestro extraordinario pasado, como eje del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo.
*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA