Santo Domingo.-Cuando los nueve candidatos a la presidencia anunciaron a sus acompañantes en la boleta ante el cumplimiento del plazo que para este fin estableció la Junta Central Electoral, cumplían con un requisito constitucional, pero sabían que esa decisión no tendría el poder de sacudir a la opinión pública.
Y ciertamente, ninguno de los propuestos vicepresidentes tiene un aura como para atraer multitudes o competir con la luz del cabeza de boleta.
En realidad el único candidato vicepresidencial que ha causado un estremecimiento en la política contemporánea dominicana al ser anunciado ha sido Fernando Álvarez Bogaert. La primera vez ocurrió dentro del Partido Reformista, que como era la norma, llevaba a Joaquín Balaguer, y la segunda cuando José Francisco Peña Gómez realizó aquella maniobra que le costaría la presidencia a él y a su partido, el Revolucionario Dominicano.
Antes de traer, a grandes rasgos, las debidas referencias a las dos candidaturas de Álvarez Bogaert que hicieron levantar las cejas a Balaguer, veamos la lista de los candidatos por los que podrán optar los dominicanos el 19 de mayo:
Luis Abinader/ Raquel Peña, Abel Martínez/Zoraima Cuello, Leonel Fernandez/Ingrid Mendoza, Miguel Vargas Maldonado/Joel Díaz, María Teresa Cabrera/Jesús José Díaz, Fulgencio Severino/Francisca Peguero, Carlos Peña/Nikauly de la Mota, Virginia Antares Rodríguez/Domingo Abreu, Roque Espaillat/Ernesto Fadul.
Mención necesaria
Hagamos aparte la candidatura de la señora Peña, que por estar desempeñando este cargo electivo y por los roles puestos bajo su responsabilidad a lo largo de la administración de Abinader se ha rodeado de un aura de talento ejecutivo y laboriosidad que la hacen correr con ventaja.
Pero acaso sea necesario referir que cuando fue escogida para la candidatura era bisoña, como los otros 8 enlistados en el párrafo anterior y a pocos analista debe de haberle parecido una buena elección, visto el ámbito académico del que fue sacada.
La razón es sencilla: un candidato vicepresidencial importa poco en un país políticamente estable, sin crispaciones sociales, sin sediciones y con candidatos en aparente plenitud de facultades físicas y morales.
En la entrada de estas notas se hizo referencia al fenómeno Álvarez Bogaert en la política dominicana hasta 1996, pero los de más edad conocieron la selección de José Francisco Hernández como compañero de boleta de Juan Bosch para las elecciones de mayo de 1990, una propuesta a considerar en vista de las dudas que tenían algunos sectores importantes de la opinión pública sobre la sanidad mental de un candidato a la presidencia señalado puntero por encuestas políticas de credibilidad probada.
Una renuncia rara
Balaguer se presentó como candidato a un cuarto período consecutivo de gobierno en 1978 e inicialmente llevaba a Álvarez Bogaert como candidato vicepresidencial. ¿Quién se lo impuso?
Con las elecciones en las narices fue obligado a renunciar, y de acuerdo con una leyenda sobre este hecho, quien le dobló el brazo fue un sector militar de los que actuaban política y coercitivamente en el complejo período de Los Doce Años.
Fue detenido en Santiago, montado en un helicóptero y trasladado a la sede de la Secretaría de las Fuerzas Armadas, hoy ministerio, donde se le habría obligado a firmar su renuncia a la candidatura.
Balaguer volvió a presentarse en aquellos comicios acompañado de Carlos Rafael Goico Morales, que había sido vicepresidente desde 1970. Aquella dupla fue derrotada por la del PRD, compuesta por Antonio Guzmán y JacoboMajluta.
Para las elecciones de 1982 Álvarez Bogaert fue, sin embargo, el compañero de boleta de Balaguer en una justa ganada por Salvador Jorge Blanco, candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano. ¿Por qué lo llevó en esa ocasión?
En el año 1994 fue de nuevo candidato vicepresidencial, esta vez con Peña Gómez como candidato presidencial del PRD, a pesar de que Hipólito Mejía hacía cerebro con aquella experiencia y el sector agropecuario, del que provenía, también.
Balaguer no sólo arqueó las cejas en aquella ocasión, sino que multiplicó los esfuerzos y los recursos para evitar aquella victoria, y lo logró, al precio de una crisis electoral que cerraría el ciclo de los grandes líderes políticos heredados de la caliente década del 61 del siglo pasado, pero le cruzó el pie.
Lo de hoy, un juego
Cada tiempo tiene sus particularidades. Las del complejo período iniciado con el desembarco de Constanza, Maimón y Estero Hondo y concluido con la liquidación de Francisco Alberto Caamaño Deñó en febrero de 1973 y el desmantelamiento de su guerrilla era la beligerancia, las ideologías y los riesgos personales.
Hoy día los son la enajenación ante las tecnologías de las comunicaciones audiovisuales y el dinero, en ocasiones originado en la economía paralela de las drogas y el lavado, y otras mediante los programas de asistencia estatales, una herramienta ideada en las administraciones del PLD de probada efectividad.
Un candidato vicepresidencial significa muy poco inclusive en el caso previsto en la Constitución, en vista de que puede mantenerse perfectamente al corriente del desenvolvimiento del Gobierno y hasta participar en reuniones desde las antípodas, si es el caso.
Los requisitos para ser vicepresidente son los mismos que para ser presidente, según el artículo 125 de Constitución, que no le atribuye función alguna. Son los dos cargos más elevados en el país y ninguno requiere formación ni experiencia en nada.
Los vices a debate
—1— De cero a cien
De no tener debates presidenciales pasamos a tenerlos todos.
—2— Tres candidatas
El martes debaten las tres candidatas vicepresidenciales de los partidos punteros: PRM, PLD y FP.
—3— Moderadores
Los debates vicepresidenciales serán moderados por José Monegro y María Elena Núñez.