SANTO DOMINGO.-El pueblo dominicano ha convivido y respetado de manera armoniosa a las ballenas jorobadas.
El país ha aprendido a sacar grandes beneficios, con la visita cada año al Santuario de Mamíferos Marinos de más de 55 mil turistas nacionales y extranjeros, lo cual repercute de manera positiva en el turismo y la economía.
Aquí se disfruta de su espectáculo sin perjudicarlas, a través de la observación, ya que vamos a su hábitad, en donde están reproduciéndose, apareándose, dando a luz a sus crías y amamantándolas.
No son visitantes
Así lo afirmó Ángel Daneris Santana, viceministro de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, destacando que no vienen de visita, sino que regresan a su casa, “pues estas se preñan aquí y paren aquí, es decir que se engendra en aguas del Caribe, y allí mismo nace su ballenato.
El experto indicó que “de todas las especies de ballenas que vienen cada año, como las piloto y cachalote, las jorobadas son las nuestras, por su condición de “ius soli”, porque nacieron aquí o “ius sanguinis”, por su identidad nacional heredada de los padres”.
Santana refiere que cuando van al Atlántico Norte es de visita, ya que van a alimentarse, por lo que son nuestras.
Sus crías pasan cuatro meses aquí, por ello el inicio de la temporada de avistamiento inicia el 15 de enero, aunque ellas empiezan a llegar desde el día primero y duran hasta abril.
Su observación
Al hablar de las normas establecidas, el Viceministro dijo que la Armada dominicana otorga 43 permisos de observación de ballenas de manera regular, pero este año solo se otorgaron 35, aunque refiere que hay otros permisos rotatorios que se dan por días para no sobrecargar el ecosistema y no asediarlas.
Santana indicó que hay un conjunto de normas que se tienen que cumplir, donde los visitantes no se pueden acercar a más de 50 pies de donde está el mamífero, permanecer con la distancia y los motores encendidos en la embarcación, las personas deben mantenerse dentro de esta, nunca lanzarse al agua y seguir las instrucciones de los operadores.
—1— ¿Dónde viven?
El promedio de vida está entre 40 y 50 años y en ese ciclo se desenvuelven en dos lugares: uno en el Atlántico Norte y otro en el Caribe.
—2— El cortejo
En ocasiones se juntan unos 20 machos que compiten para aparearse con la hembra.