Sería un absurdo pretender que los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua se sienten en un foro como la Cumbre de las Américas para promover la democracia.
El régimen de Cuba tiene secuestrada la democracia desde décadas, mientras que los actuales presidentes de Venezuela y Nicaragua llegaron al poder y han utilizado todos los mecanismos a su alcance para amañar las elecciones, eliminar a sus opositores, acallar a la prensa y controlar desde el poder todas las instancias democráticas.
Lo de Nicaragua ha llegado a niveles inimaginables, pues el dictador Daniel Ortega y su esposa vicepresidenta tienen una terrible represión que ha llenado sus cárceles de presos políticos. Sus acciones han llegado al extremo de pretender extinguir la Academia de la Lengua en ese país.
Más que invitar a esos presidentes para exhibirse en la Cumbre, lo que se debiera estar exigiendo es la solidaridad de todos para lograr que Cuba, Venezuela y Nicaragua recobren el camino de la democracia.
Se trata de un repudio a esos dictadores y un respaldo a los pueblos de esos países.
El presidente de México, López Obrador, ha dado un mal ejemplo al respaldar, con sus acciones, a estos tres enemigos de la democracia.