California, EE.UU. – LeBron James ha escuchado al mundo del baloncesto hablar de que los Lakers de Los Ángeles son muy viejos. Y a él, esos comentarios le causan risa —en sentido literal y figurado.
“Algunas de las imágenes y chistes han sido muy graciosos”, reconoció el martes James con una sonrisa.
A sus 36 años, James estará junto a varios compañeros de generación cuando inicie su 19na temporada. Nueve de los 14 jugadores tienen más de 32 años, incluyendo ocho de 11 nuevos integrantes —Anthony Davis tiene 28.
Dependiendo de los cambios de última hora, el roster de Los Lakers promediará 31 años, dos más que cualquier otra nómina de la NBA. Pero en lugar de enfocarse en que la mayoría nació en la década de los 80, James cree que la gente debería hablar de su habilidad, experiencia y condición física.
Russell Westbrook, Carmelo Anthony y el resto del equipo de veteranos que se juntarán con James y Davis confían que pueden probar que la edad no aminora su talento. “Salimos y dedicamos el tiempo y el trabajo”, dijo James. “Hacemos nuestra propia historia. Una cosa es que sabemos quiénes somos. Tenemos a un grupo de chicos que llevan un tiempo en la liga y que lo entienden y saben ganar”.
El resto de sus compañeros reaccionan de igual forma a la pregunta de la edad. “No es algo que tomemos en cuenta, es la narrativa de alguien más”, dijo Anthony.
Los Lakers se reunieron el martes en el complejo de entrenamiento para el día de prensa, tres semanas antes de su primer encuentro de temporada regular ante Golden State en el Staples Center.
Sólo vuelven tres jugadores que estaban la temporada pasada con el equipo. En estas circunstancias, los Lakers se han percatado que tienen trabajo por hacer y ya comenzaron a conocerse, con un viaje a Las Vegas.
Esperan encontrar el ritmo con un equipo que incluye a los recién llegados DeAndre Jordan, Rajon Rondo, Kent Bazemore, Trevor Ariza y el pívot que ha sido parte de los Lakers en tres ocasiones Dwight Howard —así como los jóvenes Malik Monk y Kendrick Nunn. La ausencia de Davis ha sido devastadora para los Lakers las últimas dos temporadas y el pívot espera ser más durable este año. “No me sentí cómodo perdiéndome tantos partidos”, admitió Davis. “No poder jugar al 100% en la postemporada ante Phoenix, eso no me sentó bien. Hice el énfasis en cuidar mi cuerpo y recuperar mi físico al estado que tenía en mi primer año”.