Si a quienes se desplazan con desaprensión en las vías públicas, no importa en el tipo de vehículo de motor que utilice, se le expusiera por lo menos una hora en la sala de emergencia o de espera de uno de los hospitales traumatológicos de los municipios Santo Domingo Este y Norte, tal vez se les haría comprender la necesidad de conducir con moderación.
Esta es una experiencia que puede vivir cualquier persona sin tener que pagar un centavo por ello.
Los centros de salud a los que hacemos referencia, el Ney Arias Lora y el conocido Darío Contreras, están abiertos todo el día, pero sin duda, el mejor momento debe ser en horas de consulta.
EL DÍA ha tratado de mostrar esta experiencia recogiendo en sus páginas situaciones y reflexiones de pacientes que buscan allí alivio a sus padecimientos, inclusive muchos meses después de haber tenido un accidente de tránsito.
Pero no cabe duda de que el impacto de la experiencia puede hacer mucho por cualquier conductor de los tantos que conducen de forma desaforada, unos porque andan contra el tiempo, otros porque necesitan sentir la adrenalina en sus cuerpos y otros, tal vez los menos, por contagio.
Cualquier persona en sus cabales es capaz de ponerse en el lugar del otro y compredner que la inutilización de un órgano o un miembro le puede suceder a todo el que se expone en las calles, avenidas, autopistas y carreteras del país.
Siquiatras y sicólogos denominan a esta capacidad para la compasión con el término empatía. Quizás nos hace falta un poco de esto, de ser empáticos.
orque como han mostrado varios de los reportajes puestos en manos de nuestros lectores, hasta por estar parado a un lado de la vía se puede ser alcanzado por un conductor desaprensivo.