La vida y sus instantes
Tengo recuerdo de una historia que viví un día, cuando fui a visitar una casa de acogida de niños desfavorecidos de la fortuna.
Un niño que llegó al país por el terremoto que sacudió a Haití, llamado Udencio, se acercó y me regaló un barquito de papel, realizado con papel verde de rayas blancas. Como agradecimiento yo le dije las letras de la canción de Joan Manuel Serrat…
“Barquito de papel sin nombre, sin patrón y sin bandera, navegando sin timón donde la corriente quiera. Aventurero audaz, jinete de papel cuadriculado, que mi mano sin pasado sentó a lomos de un canal.
“Cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar y navegar era jugar con el viento, era una sonrisa a tiempo, fugándose feliz de país en país, entre la escuela y mi casa, después el tiempo pasa y te olvidas de aquel barquito de papel.
“Barquito de papel en que extraño arenal han varado tu sonrisa y mi pasado, vestidos de colegial. Cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar y navegar era jugar con el viento era una sonrisa a tiempo.”
Fue un momento… roba el aliento; el niño desconocía la canción, le pareció un cuento.
Es un extraordinario conjunto de metáforas que encierran recuerdos de infancia e intenciones en la acción protagonizada por un barquito de papel.
La vida… son instantes. Quiero poder conservar la sensibilidad de disfrutar todos los momentos, contienen aliento en distintas direcciones; una emoción y energía que se sienten, para coleccionar en el baúl de nuestro interior… recuerdos, sentimientos, que potencian la vida del día a día, en medio de las dificultades, penas y tristezas del vivir.
Conservo mi obsequio, del barquito de papel, al encontrarlo revivo los momentos, lo abro, recuerdo la canción y con el timón en mis manos deseo guiar el futuro de ese y otros niños para que crezcan sanos y fortalecidos en valores.
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