La vida es una elección

La vida es una elección

La vida es una elección

La mayoría de las personas sienten miedo a envejecer, y las ideas preconcebidas que tienen sobre el envejecimiento les impide tomar una simple decisión: elegir vivir. Estamos tan ensimismados en los problemas que enfrentamos en el presente y los que nos depara el futuro, que pasamos por alto cosas tan simples como disfrutar el momento y las personas que tenemos la dicha de conocer y tener a nuestro lado.

Vivir es elegir. Pero para elegir bien, debes saber quién eres y en lo que crees, para dónde quieres ir y por qué quieres llegar ahí. Sin importar lo descabellado de nuestras aspiraciones, lo que nos debe importar es lo que queremos, no lo que los demás quieren para nosotros.

Aunque resultará retórica para muchos, no debemos olvidar que lo que realmente importa es ocuparnos de nosotros, de cuidar nuestra salud, sin caer en hipocondrismos, de elegir hábitos más saludables y sentirnos bien por ello en el ahora, reír más y hacerlo con las personas que queremos es un valor agregado.

Unas de las filosofías que adoro y practico -cada vez que puedo, y esto es la mayor parte del tiempo, pues la he convertido en un estilo de vida- es la de “soltar”, en especial todo lo que no me suma y me causa estrés.

Aunque no es tan fácil entender que lo que no tiene solución no tiene porque quitarnos el sueño, lograr asumirlo es una práctica que quita de nuestra espalda muchas piedras pesadas.

Y es ahí, donde la meditación nos ayuda a entender que la mejor manera de ver las soluciones es calmar nuestro pensamientos.

Aprendí hace mucho tiempo que nuestra mente puede jugarnos malas pasadas y que si no aprendemos a dominarla podemos sufrir en demasía sin ninguna necesidad, pues muchos de esos insalvables obstáculos los vamos levantando nosotros mismos, a veces por miedo, soledad, desconomiento y hasta complejos.

Recuerden que lo único de lo que podemos estar seguros es de que moriremos. Así que mientras tanto, tratemos de elegir “vivir”.



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