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La vida al borde del río Isabela: un retrato de contaminación y resistencia

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📷 La contaminación sigue siendo uno de los retos más grandes para este sector. Foto: Olga de la Cruz.

Santo Domingo.– Entre montones de basura, mosquitos, malos olores y aguas contaminadas transcurre la vida de cientos de familias que habitan en la ribera del río Isabela, en el Distrito Nacional. Allí, los niños juegan cerca de charcos grises y los envejecientes respiran un aire saturado de desechos.

Por aquí hay muchísimos niños enfermos por eso; hasta los viejos estamos enfermos. Aquí hay de todo. Lo que más ataca son los más pequeños”, cuenta Juan Sánchez, un comunitario que ve con impotencia cómo su barrio se convierte en un foco de enfermedades.

Aunque los camiones de basura pasan varias veces al día, la acumulación de desechos supera cualquier esfuerzo. Las bolsas se amontonan en las esquinas y terminan arrastradas por el río, que ya no es un recurso sino un vertedero al aire libre.

A pesar de que el camión de recogida de basura pasa de manera diaria, los montones de desechos se visualizan en todo el sector. Foto: Olga de la Cruz

Darío Jiménez recuerda que antes se organizaban limpiezas y desyerbes, pero esas jornadas quedaron en el olvido. “Cuando llueve, con el lodo todo se pone feo. El río se desborda y la basura vuelve a nuestras casas”, relata.

Juan Sánchez, comunitario. Foto: Olga de la Cruz

A pocos metros del cauce todavía brotan surzas naturales, aguas claras que en otro contexto serían un atractivo. Niños y adultos las usan para refrescarse, pero entre escombros y desperdicios el paisaje se ha deteriorado. “Esas surzas son de lo poco que tiene el barrio. Los niños disfrutan ahí. Una vez tuvimos que hacer un canal para que el agua fluya y no se desborde, pues llenaba todo el barrio”, dice otro morador.

Niños y adultos utilizan estas aguas para recrearse. Foto: Olga de la Cruz.

La contaminación por basura es más que un problema estético: es la acumulación de desechos sólidos en el agua, el aire y el suelo que degrada los ecosistemas y enferma a las comunidades. Entre plagas, malos olores y riesgos sanitarios, la vida en la ribera del Isabela es una lucha diaria por respirar y sobrevivir.

La contaminación sigue siendo uno de los retos más grandes para este sector. Foto: Olga de la Cruz.

Ven esperanza en el decreto 531-25

Esta semana el presidente Abinader emitió el decreto 531-25 que declara de “alta prioridad” la recuperación y regeneración física, urbana y ambiental de los ríos Ozama e Isabela, afectados por contaminación, urbanización desordenada y asentamientos en zonas de alto riesgo.

La intervención incluirá sectores de Santo Domingo Este como Oxígeno, La Isla, Rivera del Ozama, Las Lilas y Canta La Rana; de Santo Domingo Norte como Las Malvinas y La Nueva Barquita; y del Distrito Nacional, incluyendo Capotillo, La Zurza, Gualey y Nuevo Domingo Savio.

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