¿La verdad no importa?

¿La verdad no importa?

¿La verdad no importa?

Se dice que en la guerra la primera víctima es “la verdad”. Sin embargo, aunque suenen los morteros, alguien debe rescatar la verdad para que la misma ilustre en el futuro a quienes deban contar la historia.

La desinformación siempre ha formado parte del arsenal bélico de las partes enfrentadas, aunque algunos de los bandos la utilicen con mayor descaro que otros.

Esa máxima también se aplica cuando se desatan guerras políticas, especialmente aquellas en las que se disputa el Poder.

Los dominicanos están en medio de una confrontación política con las características propias de las guerras por el Poder, produciendo la ritual primera víctima. La verdad ha sido herida, con el agravante de que al parecer a pocos les importa si termina muriendo.

Al campo de batalla ha sido arrastrado el árbitro, que también ha resultado herido y tendrá que lidiar con su recuperación, porque al final de la jornada tiene la responsabilidad de señalar al ganador de la confrontación por el Poder.

Si el árbitro muere en el trajín, el caos resultará inevitable y las hostilidades se prolongarán en el tiempo.
Muchas cosas se han dicho de este proceso de primarias. Hay que empujar para que lo antes posible la población conozca las verdades y las mentiras.



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