*Por Milossis Liriano
El maltrato infantil es un tema delicado y preocupante, que pudiéramos pensar es producto de los tiempos que vivimos, pero el maltrato es algo que persiste desde la antigüedad y, ahora como antes, es una afrenta a la dignidad humana y una violación de los derechos fundamentales de los niños y niñas.
Para edificar, la Convención de los Derechos del Niño define el maltrato infantil como “Toda violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquiera otra persona que lo tenga a su cargo”. Lo ocurrido con el menor de ocho años torturado y asesinado por su tía en el distrito municipal de Verón Punta Cana va más allá de esa definición, es un acto salvaje.
Ante este hecho, mi reflexión parte de que historias de niños maltratados se registran a diario, quizás, no con la misma magnitud, pero están ahí ante la mira de la familia, vecinos y amigos, sin ser denunciados, lo que impide tener a ciencia cierta la data real sobre el abuso infantil en el país.
La prevención y combate del maltrato infantil es una lucha que todos debemos asumir, desde nuestras autoridades, obligadas a su observancia, prevención y sanción; hasta la sociedad que tiene contacto directo con estos actos deplorables, de ahí la importancia de denunciar.
Todos podemos y debemos denunciar el agravio contra un infante. Existen indicadores que presentan los niños abusados que nos pueden dar la voz de alerta para elevar una acusación como una baja autoestima, ansiedad y miedos, problemas en la escuela o fracaso escolar, sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión, problemas al dormir y una imagen deteriorada. El abuso en nuestros niños produce en ellos efectos devastadores en su desarrollo físico, emocional y social o lo que es peor la muerte.
La prevención del maltrato infantil implica, además, una combinación de educación, apoyo comunitario y leyes que deben ser implementadas y reforzadas para castigar a quienes perpetúan el maltrato. Esencial, promover programas que enseñen habilidades parentales, así como brindar recursos para familias en situación de vulnerabilidad.
La sociedad en su conjunto debe comprometerse a abordar este problema de manera integral ofreciendo apoyo, educación y recursos para prevenir la tragedia de vidas infantiles marcadas por el sufrimiento. A través de la colaboración y la conciencia social podemos construir un mundo donde cada niño pueda crecer en un entorno seguro, amoroso y protector.
*Milossis Liriano, licenciada en Comunicación Social
Master en Comunicación Corporativa