La Junta Central Electoral ha dado garantías de que las elecciones serán justas y transparentes, de lo cual no tenemos la menor duda dada la mostrada honorabilidad de los miembros de ese órgano colegiado y su empeño en la correcta administración del proceso.
Las elecciones además de justas y transparentes tienen que ser confiables y ahí es donde tradicionalmente se generan las crisis.
La tecnología facilita muchos procesos y los convierte en mucho más certeros que cuando interviene la mano humana, pero también se hace más susceptible a las dudas derivadas del desconocimiento de su funcionamiento.
De ahí que hace bien la Junta Central Electoral en prestarle atención a los señalamientos que hace el Partido de la Liberación Dominicana sobre algunos fallos y posibles vulnerabilidades detectados en el sistema informático y en los equipos electrónicos que se usarán para las próximas elecciones.
Los mismos han sido detectados en el periodo de prueba y comunicados a la Junta Central Electoral, cuyo presidente ha asegurado que están siendo atendidos.
En algunos casos, por carecer de tiempo para implementar las soluciones ideales ha implementado medidas complementarias en busca de evitar contingencias.
Ya problemas tecnológicos obligaron a la suspensión de unas elecciones municipales en 2020. La solidez institucional, la madurez del liderazgo político y la confianza en la honestidad de los miembros de la Junta Central Electoral salvaron el proceso, aunque no evitaron sobresaltos sociales.
De ahí la importancia de que la Junta le preste atención ahora a todos señalamientos bien sustentados y hechos de buena fe que le puedan llegar y así evitar repetir experiencias desagradables del pasado.