*Por Luis Vergés
El “hombre guapo” (o más macho que todos los machos) es un homo espécimen subcultural con severas carencias socio afectivas, que abunda por las calles dominicanas esparciendo y disimulando sus miserias a través de diferentes formas de violencia.
El estruendo de su voz para hacerse sentir, la mirada hostil y amenazante para marcar su terreno; los insultos verbales cuando trata de hacer valer su necesidad de intimidar a los demás, son apenas algunos de los atributos y las estrategias primitivas de este pseudo varón, para lograr que los demás piensen que lo es. Los comentarios cínicos – burlescos, sarcásticos, así como explosiones frecuentes ante las más mínimas frustraciones, completan este cuadro que junto a la intolerancia retratan a estos seres.
De los poco más de 26, 000 personas que se encuentran internas en los Centros Penitenciarios de República Dominicana, estos inquilinos del deshonor ocupan más del 90% de estos entornos de prisión.
Dentro de sus grandes obsesiones se encuentran el poder andar con un arma de fuego o blanca, bajo el argumento de que deben protegerse, así como también hacer ostentación de cualquier atributo físico o material que levante las miradas de los demás hacia ellos. Parecerían prepararse constantemente para una guerra, nunca para vivir en paz.
La obstinación por castigar cualquier error de los demás por mínimo que este sea, victimiza a miles de dominicanos y dominicanas que sobreviven a sus campañas cotidianas de terror, y lleva al cementerio a muchos otros, poniendo a la sociedad dominicana a pagar un alto precio solo para ellos satisfacer su estándar de “hombres guapos”.
“El que da delante da dos veces”, “el que me la hace me la paga”, “el que se mete conmigo le parto el pescuezo”, “el que no quiera ver al diablo que no se meta conmigo”, “no me importa lo que nadie piense”, “aquí se hace lo que digo yo”, “esa me la desquito yo” “hago lo que me venga en ganas” y “el que no le guste que se vaya al carajo”, “a esa hembra me la doy yo”, “mía o de nadie” “si sospecho algo raro le arranco la cabeza”, son las voces internas sumergidas dentro de esta especie sub humana, sin sentimientos morales, que parecería no importarle las vidas de los demás.
Los “hombres guapos” abundaron alguna vez, pero sin comillas. Eran personas con un proyecto de nación que a diferencia de los “guapos” de hoy daban ejemplo de reglas de respeto y cortesía, además de luchar por causas sociales justas.
¿Que se oculta detrás de estos “hombres guapos”?
Las estrategias de intimidación, comportamientos antisociales y criminales en las que suelen incurrir estos hombres, tienen por función disimular sus horribles carencias socio afectivas, las cuales fueron acumuladas al sufrir un colapso en su sistema de vinculación saludable con los demás, sobre todo con sus figuras cercanas y familiares cuidadoras desde la niñez.
Vivir en una sociedad donde la sub cultura del “hombre guapo” se normaliza cada vez más, contribuye a un efecto tipo bola de nieve que a medida que se arrastra se lleva a su paso las principales premisas de convivencia ciudadana: el respeto, la confianza y la seguridad. Aniquilar esas premisas es la gran compensación para un ego vulnerable que pretende destruir todo aquello que le recuerde sus carencias.
¿Qué debemos hacer para neutralizar a los “hombres guapos”?
• Si descubres que se te acerca un “hombre guapo” aléjate discretamente; eso no te hace cobarde. Todo lo contrario, envías un mensaje que si otros te imitan al final estos que se creen más machos que todos los machos entenderán que su aislamiento será el resultado de sus acciones, y solo así aceptarán alguna ayuda o recomendación para cambiar.
• No los compadezcas justificando sus acciones presentándolos como enfermos mentales o que fueron niños maltratados ni mucho menos cualquier otro argumento de “rescate social”; esto lejos de ayudarles a ver sus problemas contribuye a sentirse justificados por lo que hacen.
• Piensa que más vale ser prudente que ser valiente. Evitar un enfrentamiento innecesario no te hace cobarde.
• Si lo tienes dentro de tu casa, infórmale cuando está calmado sobre la forma como su conducta lo afectará a él, a ti y a los demás.
• Si aumenta el riesgo para tu integridad, denúncialo ante el sistema de justicia.
¿Qué deben hacer los “hombres guapos” para auto transformarse?
Estos hombres tienen varias opciones, entre ellas:
• Entender que sus mentes estás llenas de falacias las cuales, desde sus voces internas les mienten en relación a cómo deben relacionarse con los demás.
• Aceptar que su mentalidad los lleva a comportarse como una especie sub humana, cuando en realidad si incorporan una psicología humana podrán auto transformarse.
• Detenerse a hacer un análisis costo – beneficio sobre su comportamiento para darse cuenta de que nadie gana con el mismo; ¡jugar un juego de suma cero donde nadie gana no es de humanos!
• Aplicar la regla de las matemáticas multi generacional que consiste en pensar que cuando daña a alguien está dañando a tres generaciones (a las víctimas, los hijos propios y de las víctimas, y a los nietos cuando estos nazcan).
• Desarraigar del pensamiento todas las falacias que hemos mencionado en este artículo y cambiarlas por las siguientes afirmaciones:
o No soy juez ni fiscal para condenar ni ajusticiar a nadie por sus errores. ¡El que la hace no me toca a mí hacerle pagar!
o Si estoy frustrado por que no he logrado algo, podría intentarlo con otra estrategia. Nadie tiene que ser violentado por que no logre lo que deseo.
o Debo detener tanto la máquina que produce mis pensamientos de odio y rabia, como las manos y la boca, que son los instrumentos con los cuales se ejerce la mayor cantidad de violencia. ¡Aprender a esperar, no responder de prisa, aprender a dejar el campo, son decisiones que se pueden tomar en favor de la vida y no me hacen menos hombre!
o Preguntarme que es lo peor que me puede pasar si dejo de ser un “hombre guapo”; probablemente surjan algunas respuestas parecidas a estas:
Ahorraré conflictos innecesarios
Protegeré la vida propia y de los demás
Cambiaré un tiempo improductivo para invertirlo en favor de una causa mejor.
Practica con frecuencia tres reglas básicas de cortesía: cuando quieras algo, di por favor. Si quieres pasar pide permiso; si cometes un error, pide disculpas.
Cuando te enojes con alguien, espera a que estés calmado antes de hablar y luego informa: “estuve molesto contigo porque hiciste algo que prefiero la próxima vez lo hagas de otra forma, salvo que me digas que hay algún inconveniente”.
Piensa con frecuencia en las tres premisas que crean un mejor entorno ciudadano: la seguridad, respeto y confianza.
Seré responsable en no afectar o dañar a tres generaciones, incluyendo a mis hijos y nietos.
Aproveche su condición de “guapo”, para transformarse en un hombre guapo sin comillas que enfrente sus temas de desvalidez socio afectiva con valor, buscando ayuda psicológica, o practicando nuevas estrategias, cifradas en el respeto, la compasión y el aprendizaje para la solución de conflictos de forma pacífica.