
La primera prueba del Sistema Nacional de Alertas agarró a muchos “asando batatas”. Posiblemente todo el que recibió la señal en su teléfono, en un tono inusual y sin aviso previo, corrió a ver lo que pasaba, si no en el país, por lo menos en su teléfono, si era que lo tenía lejos, en un bolso o en el bolsillo.
Llamar la atención
La idea es, por cierto, captar la atención de tanta gente como sea posible mediante mensajes masivos de emergencia ante hechos —¿un terremoto, un huracán, una tormenta?— que pongan en riesgo vidas y bienes.
Y a propósito
“Aunque no nos escuchen, estamos trabajando con ustedes. Hay un tiempo para todo debajo del sol”, escribió ayer en X el magistrado Wilson Camacho, un día después de que el Presidente hablara de corrupción.