La soberanía no se defiende negando derechos
El pasado fin de semana, la Antigua Orden Dominicana, que se autoproclama defensora de la soberanía nacional y de la identidad dominicana, ha intentado impedir que otros grupos se manifiesten a favor de los inmigrantes y en contra de las medidas migratorias implementadas por el gobierno.
Esta actitud, más que una defensa de los intereses nacionales, refleja un preocupante desconocimiento —o desprecio— de los principios fundamentales consagrados en nuestra Constitución.
El derecho a la protesta y a la libre expresión son pilares esenciales de cualquier democracia. No pueden ser negados o restringidos simplemente porque las opiniones expresadas contradicen una visión nacionalista o porque resultan incómodas para determinados sectores.
La Constitución de República Dominicana es clara: todos los ciudadanos, independientemente de su postura política o ideológica, tienen derecho a expresarse libremente y a reunirse pacíficamente para defender sus ideas.
Pretender monopolizar el discurso sobre la soberanía, la identidad o la defensa de los intereses nacionales, y descalificar o reprimir cualquier voz disidente bajo el pretexto de traición o antipatriotismo, no solo es autoritario, sino también profundamente antidemocrático. Defender la dominicanidad no puede, bajo ninguna circunstancia, significar anular derechos fundamentales ni fomentar la intolerancia.
Más aún, la verdadera fortaleza de una nación no radica en su capacidad para silenciar a sus críticos, sino en su madurez para convivir con la diversidad de opiniones, por más incómodas que estas puedan resultar. La democracia se ejerce en la calle, en el debate público, en el diálogo abierto, no en la imposición del pensamiento único.
Si realmente queremos preservar nuestra soberanía y fortalecer nuestra democracia, debemos empezar por respetar la Constitución en su totalidad, y eso incluye proteger los derechos de quienes piensan diferente. Impedir una manifestación pacífica no es un acto de patriotismo; es una violación a los principios más elementales de un Estado de derecho.
La Antigua Orden Dominicana, y cualquier otro grupo que se arrogue la defensa de la patria, haría bien en recordar que la dominicanidad no se defiende con censura ni con represión, sino con respeto, inclusión y, sobre todo, con un firme compromiso con los valores democráticos.
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Joan Vargas
Joan Kennedy Vargas, periodista dominicano. Cubre la fuente de la Presidencia de la República, Policía, Fuerzas Armadas y DNCD.
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