
El tipo de cambio ha estado mostrando señales de fragilidad y de inestabilidad que se manifiesta en aumentos significativos en el precio del dólar estadounidense, generando incertidumbre y expectativas inflacionarias, en un escenario de política monetaria expansiva y un pobre desempeño macroeconómico que refiere una caída abrupta del producto real (2.4%), que se explica por una contracción de la demanda agregada (inversión y consumo).
La vulnerabilidad del tipo de cambiario ha estado influenciada por diversos factores, como son, el agravamiento de la crisis de las empresas distribuidoras de electricidad, el incremento del déficit fiscal de RD$242,869.9 a RD$276,582.7 millones (3.1 al 3.5% del PIB), que puso en evidencia la fragilidad de las reservas internacionales del banco central, puesto que una parte importante de la misma, corresponde al gobierno central por concepto de endeudamiento externo.
Además, la presencia de la misión del FMI, dando cumplimiento del Artículo IV, pudo haber generado confusión en el mercado de divisas y expectativas de reformas estructurales y de estabilización en un contexto de caída del producto, pudo agregar más presión al tipo de cambio
En un escenario de caída severa de la economía (2.4%), las autoridades facilitaron liquidez por un monto de RD$81,000.0 millones, así mismo, entre diciembre 2024 y septiembre 2025 se cancelaron títulos de deuda del banco central ascendentes a RD$19,475.7 millones, de modo que durante junio y septiembre circula una masa monetaria adicional en la economía por un monto de RD$100,475.7 millones, lo que desde una perspectiva monetarista, potencia más presión sobre la inflación y el tipo de cambio, lo que impide que descienda los tipos de interés bancarios.
Las medidas adoptadas por la Junta Monetaria tanto en marzo como en septiembre de 2025, se orientan hacia el fortalecimiento de la regulación del mercado cambiario, compuesto por los intermediarios cambiarios: a) agentes de cambios; y b) agentes de cambios y remesas. Por un lado, se aumenta el capital requerido en adición a mayores requerimientos de reservas patrimoniales, conforme el volumen de operaciones. Y por otro, las operaciones que superen los US$10, 000.0 millones deberán ser reportadas al banco central.
Así mismo, se reduce la posición neta en moneda extranjera hasta 25% del capital y el margen semanal de la misma, se reduce de US$10 millones a US$5 millones. Además, los intermediarios cambiarios al igual que otras entidades de intermediación financiera se integran a la plataforma electrónica de negociación de divisas del banco central, cuyo mecanismo solo incluía la banca múltiple.
En el conjunto de medidas, subyace la existencia de una brecha entre el mercado bancario de divisas y el que opera los intermediarios cambiarios, pues la idea se orienta en pretender justificar que la actual inestabilidad del tipo de cambio obedece o tiene su causa en un manejo no transparente y especulativo impulsado por el segundo grupo, probablemente por mantener posiciones largas o netas de reservas y por realizar operaciones no reportadas superior a los RD$10,000.0 millones, a pesar de que los agentes cambiarios solo representan el 30% del total de las operaciones de divisas en el mercado.
Las autoridades obvian el hecho de que la existencia de un tipo de interés de 15% es inaplicable y que viene gravitando desde 2023, restringiendo el crecimiento y presionando el tipo de cambio, por diversos factores, los agentes prefieren atesorar divisas y optan por endeudarse en dólares, precisamente por el gran costo que implica endeudarse en la moneda local.
La cartera prestamos en moneda local medida a agosto con relación a diciembre de 2024, apenas creció 6.3%, mientras la cartera en moneda extranjera registro 18.0%, con el agravante de que el tipo de interés esta generando efectos nocivos elevando los niveles de morosidad o impago en diversos segmentos de la cartera de préstamos, superior a los parámetros internacionales (5%).
En esa línea de argumentos, el banco central intenta esquivar lo que ha sido el fracaso de la política monetaria, responsabilizando los intermediarios cambiarios como la causa de la inestabilidad cambiaria que impacta la economía dominicana.
La política monetaria desde mediado de 2023, se torna más expansiva sin que consiga garantizar tipos de interés bancarios óptimos o competitivos para potenciar la demanda agregada y por supuesto, el crecimiento económico con estabilidad macroeconómica. El uso recurrente de provisiones de liquidez y la liberación de recursos del encaje solo permite reestructurar cartera a una tasa de interés subsidiada no mayor al 9%, que no garantiza que dichos recursos se destinen a los sectores productivos.