Los aeropuertos son instalaciones sensibles para la seguridad nacional y mucho más luego de que el mundo fuera impactado por los atentados terroristas del 11 de septiembre del año 2001.

En cuestión de una semana se produjeron dos incidentes relacionados con la seguridad aeroportuaria.

El primero es el más delicado.
Se trata de un acto de vandalismo que dejó sin iluminación la pista de aterrizaje del Aeropuerto Internacional de las Américas.

Las autoridades tienen varios detenidos, pero aún investigan.
Ese caso puso de manifiesto la deficiencia del Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria y de la administración de la terminal.

El segundo se trató de un hombre que a través de una llamada dio una falsa alarma en el Aeropuerto Internacional del Cibao con la intención de evitar que abordara un vuelo a New York una mujer con la que tenía una relación sentimental.

Este caso se esclareció en horas y se actuó conforme a los protocolos internacionales.
El mensaje es que hay que afinar lo relativo a la seguridad en el AILA e incluso hacer inversiones para evitar la degradación del servicio en ese y otros aeropuertos concesionados.
No son tiempos para que los aeropuertos sean tema de preocupación.

Ya tenemos bastante con los daños que al turismo ha provocado el Covid-19.