Finalmente la sangre empieza a tintar el río, y en el PLD ya se están tirando al cuello. Reinaldo Pared Pérez rompió la baraja porque lo estaban sacando del juego, a sabiendas de que le harían bembitas desde los litorales del leonelismo, que últimamente se está mostrando más vivo de la cuenta.
El anuncio que hizo Reinaldo de suspender provisionalmente a los secretarios de Organización y de Finanzas del PLD, sin que el tema fuera decidido en el Comité Político, lo llevó a un punto de no retorno y a la confrontación definitiva.
Para que no quedara duda de contra quién iba, anunció la suspensión de Díaz Rúa, a pesar de que este, “motu propio”, pidió el cese de sus funciones mientras durara su proceso por el caso Odebrecht, y de Félix Bautista, quien hace más de un año fue descargado por los tribunales dominicanos.
Sin embargo, dejó a espera de la decisión del Comité Político a Manuel Rivas, que no es del litoral leonelista, y que, contrario a los demás, está preso acusado del asesinato de un abogado para evitar ser delatado y de corrupción.
Así las cosas, el mensaje quedó claro.
La batalla es contra el leonelismo, aunque el río se tiña de rojo.
Aquí no habrá batalla de las Termópilas, pues el Temístocles de ahora libra su propia guerra por la supervivencia y no tiene el furor como para combatir de frente a Jerjes.
Reinaldo salió adelante y tendrá que combatir en una planicie, esperando que Domínguez Brito sea un Leónidas más arriesgado y se anime a librar junto a él una batalla en campo abierto y no en el estrecho donde esperaban el ejército persa.
Pero parece que Leonel no quiere ser Jerjes, sino un Napoleón. El tema es saber si será el de antes o el de después de Waterloo.