FMI son las siglas internacionalmente reconocidas del Fondo Monetario Internacional, también conocido en el mundo económico como el Fondo.
Según su propia guía, el FMI es una organización integrada por 184 países, que trabaja para promover la cooperación monetaria mundial, asegurar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional, promover un alto nivel de empleo y crecimiento económico sustentable y reducir la pobreza.
Esta semana pasada se celebró en la ciudad de Washington. D. C. la reunión anual de dicha organización. El conclave reunió a diferentes autoridades de bancos centrales, ministros de Finanzas y de Desarrollo, parlamentarios, ejecutivos del sector privado, representantes de organizaciones de la sociedad civil y miembros de círculos académicos. La reunión se celebró en conjunto con las organizaciones del grupo del Banco Mundial.
Por República Dominicana participaron el Gobernador del Banco Central, el Ministro de Finanzas y el de Economía, con sus respectivos equipos técnicos. El caso de nuestro país resultó en uno de los puntos luminosos ya que, aun siendo una nación pequeña, demostró la resiliencia y capacidad de recuperación de nuestra economía en estos tiempos de post pandemia y ahora de inflación mundial.
Pero ese no fue el caso universal, ya que la opinión generalizada es que no hubo consenso respecto a una política monetaria global. Se tomó nota de que la mayoría de los países presentes continuarían con aumentos de sus tasas de interés base, mientras que los representantes de los mercados financieros aspiran a que dichos aumentos se desaceleren.
Se manifestó preocupaciones por la creciente relación entre las deudas públicas nacionales y su producto bruto interno, o sea, el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía.
Estos últimos, los aumentos de las tasas de interés y el creciente endeudamiento, son los dos hechos coyunturales que deben llamar más la atención de las autoridades dominicanas. Esperemos que el intercambio de experiencias y resultados recientes en algunas economías, como la de Gran Bretaña, sirvan de alerta para los rectores de nuestra economía.